• martes 14 de marzo de 2017 - 12:04 AM

‘El valor de las ideas'

Si lanzamos piedras al río, de inmediato se forman una cadena de círculos perfectos, que terminan fusionándose entre sí

Si lanzamos piedras al río, de inmediato se forman una cadena de círculos perfectos, que terminan fusionándose entre sí, hasta agotar sus fuerzas. Algo parecido ocurre con las ideas que a cada instante recibes o compartes, pues en esta labor queda expuesta la firmeza de tus creencias, o sus debilidades. Al ser la fuerza que en las personas y en los pueblos desata su acción o inmovilidad, al poderoso preocupa manipular la calidad de nuestras ideas.

Existen ‘ideas madres', que en las colectividades se llamarían tradiciones o valores, y normas éticas en las personas. Esta actividad intelectual no tiene tiempos de descanso, pues ni siquiera en el sueño nos prodigan momentos de tregua. Intentar desconectarnos de la realidad implicaría adormecer nuestros sentidos, penetraríamos al umbral de lo espiritual, ‘robotizando' nuestra existencia.

La realidad cambia a velocidad, sin importar que estés consciente de ello o no. Si me definen las ideas que sobre la realidad tengo, entonces debo impedir que sea la conveniencia o la necesidad, lo que me haga cambiarlas. La vida en comunidad nos exige poseer una mente abierta, para escuchar y ver sin prejuicios todo lo que en nuestro entorno ocurre. Si se acepta que nadie tiene la verdad absoluta sobre los problemas, y que está en la suma de las mejores ideas la solución, debemos generar una cultura de dialogo permanente de las ideas sobre asuntos de interés colectivo.

Frente a los problemas, el arte de construir consensos de ideas nos recomienda, optar por las soluciones dialogadas. Por su falta de crédito, los rumores y las bolas erosionan el sentir colectivo, y hoy donde hay problemas, mañana se impondrá el caos. El ciudadano debe tener fuentes de información apropiadas, para crear buenas ideas, esas que le elevan como ser humano, y ennoblecen su espíritu y entendimiento. Un ambiente preñado de programas chabacanos y procaces, impide producir ideas con un somero aroma a cultura.

La comunidad es presa fácil del engaño y las manipulaciones, y por tanto, un protagonista pasivo en la construcción de las soluciones nacionales. En tal condición los poderosos nos imponen sus valores y aspiraciones, esperando como compensación, el premio del voto ciudadano.

Abogado