- martes 01 de diciembre de 2020 - 2:27 PM
La Universidad de Panamá y el relevo docente universitario III
Ya en muchas ocasiones hemos reconocido que toda la humanidad viene experimentando una situación excepcional, caracterizada por la pandemia del coronavirus y sus daños considerables en muchos órdenes de la vida, sobre todo en la economía, con sus efectos profundos en la pobreza y en un crecimiento del desempleo en Panamá, jamás visto en nuestra historia.
En esa coyuntura tan dramática para el género humano, donde un país como el nuestro se acerca a una peligrosa recesión económica y subvenciona la planilla estatal casi en su totalidad con préstamos internacionales, algunos han decidido ignorar la gravedad del momento y aprovecharse para inducir desde la Corte, un fallo que los deje en el ejercicio docente más allá de los 75 años.
Para ellos --eruditos todos-- que me han prodigado tantas blasfemias que asustarían hasta las víboras, suponen que en nuestro caso solo sería válido el argumento infeliz, de que el profesor universitario anhelado, es el que no piensa, y si se atreve hacerlo, solo piense lo que ellos nos han dicho que pensemos.
Pues no colegas. Nos rehusamos con valentía a creer que ese debe ser el presente y futuro de tantos estudiantes, administrativos y de un relevo docente que injustamente aguarda desde hace mucho tiempo, la oportunidad que se espera recibir, de una universidad auténticamente democrática, pluralista y donde convergen en armonía el libre rejuego de las ideas, la libertad de expresión y el derecho a disentir y opinar con respeto.
La Universidad que aspiramos y soñamos es aquella donde la vocación de servicio de sus profesores, los convierte no solo en transmisores de conocimientos, sino en verdaderos formadores de conciencia y de espíritu crítico de sus estudiantes y congéneres.
Por eso, contrario a los muchos infundios, nunca ha estado en el debate cuestionar el talento, la intelectualidad, esfuerzos y competencias profesionales del docente a retirarse. Para ellos nuestros respetos y admiración. Sin embargo, los que realmente nos atacan de manera virulenta, son los mismos que ayer aplaudían la medida del retiro docente a los 75 años; ahora cuando es el turno de ellos, han decidido muy tarde retractarse y buscar en el amparo de la Corte y en medio de esta calamidad, una permanencia a perpetuidad.
Por Damian Espino Castillo
Profesor Universitario.