• lunes 02 de diciembre de 2024 - 12:00 AM

Un día a la vez

El calendario nos avisa que han transcurrido 334 días del año y que la época más esperada, está por arribar. La fecha donde la amistad, donde el ambiente de alegría, de paz y el deseo de compartir suele inspirar todo nuestro entorno.

Como un ciclo lleno de magia lo podemos percibir, donde no existe rencores y donde en los periodos de guerra prevalece el alto a las hostilidades.

Aunque los países del mundo aprovechan vestir las calles y los almacenes con luces, guirnaldas, luces, y los obsequios más hermosos que engalanan los escaparates, hay un grupo de personas que quizás para esta temporada lo vean como un regalo que le brinda Dios por poder llegar a compartir aún otra fiesta de fin de año.

Hablo de esas personas, que se encuentran en un hospital desahuciados, en una cárcel esperando saldar el error cometido con la sociedad, que lo llevo a cumplir años de prisión, y que su familia quedó desintegrada como un daño colateral propio de sus acciones.

Esos padres que no estuvieron en el nacimiento de sus hijos, y que quizás cuando terminen de purgar una condena sean un extraño para su propia familia.

Estas fechas son las que nos hacen reflexionar, valorar lo que tenemos, y lo que somos. No será la joya de moda, el último traje de colección, la cartera que marca tendencia o el auto de miles dólares lo que te hará mejor o menor persona.

La vida tiene otro significado, se trata de dejar huellas para ser recordado construir un nombre, desarrollar objetivos que te permitan ayudar a crecer a otras personas.

Hay muchos individuos ricos en el planeta, que cuando mueren, mueren solos porque nunca se preocuparon de dejar una huella solamente de acumular fortuna, que se queda de este lado cuando el corazón deja de latir.

Requerimos pensar un poco más en lo que queremos ser, y el legado que deseamos dejar, y para ello, debemos educar a nuestros hijos y nietos con ese claro mensaje, solamente de esa manera podremos mejorar nuestro hábitat.

Debemos tener claro que necesitamos vivir la vida, como si fuera nuestro último día, es decir, un día a la vez.

Hablo de esas personas, que se encuentran en un hospital desahuciados, en una cárcel esperando saldar el error...
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