• sábado 04 de junio de 2016 - 12:00 AM

La última exhortación del Papa Francisco

El Papa Francisco desde sus primeras acciones demostró estar dispuesto a proyectarse como el vicario de Cristo

Cuando el cardenal Francisco Bergoglio, argentino de nacimiento y el primer latinoamericano que llega al trono de San Pedro, inició su papado, abrió un mundo de especulaciones sobre cuál podría ser su legado al frente de una iglesia católica que de manera urgente necesitaba una sacudida que la despertara de su letargo y la enrumbara hacia la modernización.

El Papa Francisco desde sus primeras acciones demostró estar dispuesto a proyectarse como el vicario de Cristo. En primer lugar, asumió el reto con humildad, poniendo a un lado, para dar el ejemplo, mucha de la pompa, el ceremonial y los lujos de los que se habían rodeado algunos prelados. Igualmente remarcó la obligación de los pastores de la Iglesia de salir a convivir con los problemas de sus fieles y ahora, más recientemente, ha recomendado que los templos mantengan sus puertas abiertas.

Esta última recomendación del pontífice ha producido reacciones variadas: algunas a favor, que comparto; otras, señalando que mantener los templos abiertos puede dar lugar a que sean objeto de robos y otros peligros. Esta posibilidad, que es la única negativa que escuchado, puede evitarse de manera muy práctica mediante la asignación por la Policía Nacional de unidades encargadas de su vigilancia.

La Policía Nacional dedica muchas unidades a vigilar y patrullar centros de diversión hasta muy altas horas de la noche y también a custodiar almacenes, bancos, salas de juegos y otros locales comerciales, y con la misma diligencia podría hacerlo tratándose de los templos e iglesias que, con toda seguridad, suman muchas menos que los lugares antes mencionados.

Una gestión simple y directa de las jerarquías eclesiásticas dirigida al presidente Varela bastaría para que la nueva instrucción papal se cumpla y las iglesias, como debiera ser, permanezcan accesibles, por mayor tiempo, a todos los feligreses que sientan la necesidad de visitarlas.

*El autor es abogado

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La Policía podría vigilar los templos e iglesias con la misma diligencia que lo hace con almacenes y otros.

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