• miércoles 27 de abril de 2022 - 12:00 AM

Los transportistas siguen con el chantaje

Nunca se preocuparon por mejorar el servicio que brindaban a la colectividad y prueba de ello son los cientos de personas

Cualquier ciudadano puede acercarse a las oficinas del Banco Nacional para comprobar el escandaloso estado de morosidad que mantienen los sindicatos del transporte en préstamos obtenidos, sin una garantía con la suficiente solidez. Igualmente, muchos transportistas están acusados de vender con otras placas buses que no existían y por eso están siendo procesados algunos dirigentes del sector.

Esta situación evidencia una vez más que los sindicatos de transporte han perdido la confianza que en una ocasión depositaron de buena fe los gobiernos, cediendo a sus chantajes.

Cuando se llamaba a capítulo a los dirigentes transportistas a fin de que atendieran los requerimientos de los usuarios para que mejoraran el servicio de buses, respondían con un vulgar chantaje, que consiste siempre en la amenaza de huelga, para obtener de los gobiernos sustanciales v entajas en forma de subsidios.

A pesar de estas concesiones, que casi siempre han sido condicionadas al mejoramiento del servicio de transporte, es decir, eliminación de bocinas con música escandalosa, mejoramiento interior de los vehículos para que los usuarios obtengan la comodidad y confort a que tienen derecho y un trato cortés por parte de los conductores y sus palancas que siempre ha dejado mucho que desear.

Aquí cobran palpitante actualidad las palabras del profesor Carlos Calzadilla, un dirigente de comprobada hoja de servicios en beneficio de las clases desposeídas, quien indicó en su obra póstuma que ‘los transportistas traicionaron la buena fe del general Omar Torrijos Herrera que los rescató del estado de semiesclavitud a que los tenían sometidos los antiguos dueños de buses, que los encarcelaban cuando no entregaban las cuentas completas. Este dirigente les entregó el ‘machete' para que ellos mismos fueran sus patrones y ganaran un sustento decoroso, pero se convirtieron en explotadores de su propia clase'.

Nunca se preocuparon por mejorar el servicio que brindaban a la colectividad y prueba de ello son los cientos de personas que diariamente viajan en los buses, de pie, soportando irrespetos de los palancas, groserías de los conductores y a pesar de los subsidios gubernamentales no muestran el menor interés en ofrecer mejores condiciones de viaje a los usuarios.

PERIODISTA, ESCRITOR Y DOCENTE DE PERIODISMO DE LA UP.

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