- martes 30 de julio de 2024 - 12:00 AM
Mi pensamiento anti militarista de mis años mozos, no me habría permitido escribir estas palabras de elogio en ocasión al aniversario 43 de la muerte del Gral. Omar Torrijos. La sentencia dictada por “el juez de la historia”, le reivindican de todo lo que hizo y de lo que dejó de hacer.
Las armas y no los votos le llevaron al poder y pudo haber amasado grandes fortunas, o haber sido tan sanguinario con Pinochet o Somoza. ¿Qué le hicieron comprometer todo su poder en la recuperación del Canal, y a diseñar una sociedad ampliamente participativa?
El presente de confusión y desaliento ciudadana, a la desesperada nos obliga a echar una ojeada al pasado. Advertimos que el riesgo de examinar a Torrijos, es que terminamos desnudando las “bellezas” y vicios de nuestra democracia, incapacitada para generar de “líderes demagogos”, que sólo logran sostenerse a base de corrupción y engaños a las mayorías.
El “método torrijista, sin sacrificar la propiedad privada, convirtió a las mayorías en protagonistas disciplinados de grandes sueños nacionales, muy diferente a los gobernantes que “paridos” en democracia, que sientan “en la Silla” a ver si le cumplen o no las promesas de campaña, olvidando los días cuando buscaban votos por cerros y barrios.
El pensamiento de Torrijos puso a una generación pensar en tiempos mejores, sin importar que le apoyaras o le adversaras. En días pasados conversaba con mi amigo Otto, quien me compartía una anécdota familiar; .¿qué quieres ser cuando seas grande, una vez le preguntó su mamá? Esa pregunta es la síntesis del torrijismo, hoy y nadie se la hace, porque el futuro no existe y si existe, está muy distante.
No aparecerá otra figura con las cualidades humanas y políticas de Torrijos. Sus custodios terrenales fracasaron en el compromiso de asegurar su vigencia. En momentos de desesperanza nacional, el torrijismo hoy le pertenece país, y en especial a las nuevas generaciones. El deseo de convertirnos en un país de desarrollo y justicia, sobrevive en esos niños que con hambre van a clases y en los jóvenes que los mueve el “querer ser” algo en la vida.
