- jueves 18 de agosto de 2022 - 12:00 AM
Yo no fui, fue Tete, pégale, pégale que ella fue
El acontecimiento generó un griterío en el recinto donde se presenta el juicio ciudadano contra los responsables de los males sociales. La gente quiere ser juez y parte, se les desbordan los argumentos que sustentan sus posiciones, pero, el sistema no se los permite.
Rafael, juez que preside la audiencia, es de estatura media, hombros anchos y brazos fuertes que presagian lo férreo que puede ser a la hora de impartir justicia.
Los acusados de cometer atrocidades y delitos de carácter inhumano están sentados en el centro del salón. Todos tienen una sonrisa sarcástica.
El fiscal levanta su mano con elegancia para iniciar con los cargos, llama la atención de las personas por su gran semejanza con un zorro.
¡Señores!, dice el zorro en cuerpo de hombre, ‘se les acusa de robar al enfermo, al hambriento, al estudiante, a la familia y a los que menos tienen'.
¿Cómo se declaran?, pregunta el juez.
¡Inocentes!, respondieron al unísono.
Ese fue el detonante del descontrol social. Las reglas del juicio se rompieron, las evidencias son tangibles y no se pueden refutar. El pueblo pide cárcel para los atracadores.
Este escenario es la continuac ión del juicio histórico de la humanidad, generaciones y generaciones, en un infinito Déjà vu, llevan tiempo en esta audiencia pública, con esporádica sentencia de culpabilidad y casi siempre resulta absuelta la camada de facinerosos.
Pero… una de las leyes naturales sentencia: ‘TODO CAMBIA ‘. Esperemos, que para el bien común.
PERIODISTA Y PROFESOR