- viernes 18 de diciembre de 2015 - 12:00 AM
Tensa calma
No pasó mucho tiempo entre la soberbia y el pánico. Jamás pensaron vivir tal contraste. En un pestañear, su vida cambió y pasaron de ser soldaditos de plomo a Hello Kitty.
Hoy se olvidan de que utilizaron los instrumentos de la seguridad del Estado para introducirse en la vida íntima de todo aquel que representara algo en contra de sus intereses.
Negocios, placer, poder, codicia, cualquier sentimiento que los hiciera sentirse más grande que el resto, servía para abonar a los complejos que atormentan el sentido de sus individualidades.
La tecnología al servicio de la extorsión. Ganaron mucho dinero con los famosos ‘files' que sostenían bajos sus hombros y con los que amenazaban a todo mundo.
A punta de secretos doblaron la convicción de más de uno que se creía impoluto. Los informes de vida íntima pasaron a las redes sociales y de allí a un verdadero bullying político y económico, donde los valores de la sociedad panameña trapearon los intereses económicos y políticos.
El pueblo como base es más sencillo y genuino, pero socialmente, a medida que la escala sube, el cliché toma forma y se hacen imperdonables algunas conductas.
Durante la pasada administración sabían que llevar a toda esa clase política y económica influyente al mismo estanque, donde ya ellos eran inmunes, podía representar lucro y subordinación.
A veces no era ni delito la razón de chantaje, sino preceptos que atenuaban la moral del reclamo y con ello el silencio cómplice.
Esa misma sociedad civil organizada en intereses particulares, que apenas les alcanzó para sumar esfuerzos, y agónicamente, salvar su reputación, hoy ve con más tranquilidad la situación.
Con algunos de sus verdugos tras las rejas, desprestigiados y con pocas cosas nuevas por decir, parece que la información de los famosos ‘files' está a salvo.
Todo parece volver a la normalidad, en la Asamblea el patio limoso nos entretiene, mientras nos regocijamos como pueblo, porque al menos alguien nos representa tal y como somos.
*Periodista
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Los informes de vida íntima pasaron a las redes sociales y de allí a un verdadero ‘bullyng' político