• martes 08 de noviembre de 2016 - 12:00 AM

Tambores y cornetas, ¡bajo sol y barro!

Las fiestas patrias despiertan un inusitado entusiasmo a lo largo del país

Las fiestas patrias despiertan un inusitado entusiasmo a lo largo del país. No hay punto de la geografía nacional, en el que un desfile cívico con aires marciales, acapare la atención de chicos y grandes. Podremos cuestionar las extravagancias que presentan las delegaciones, pero a su manera los jóvenes; y muchos adultos también, cada día toman más en serio el evento. Desde la tranquilidad del hogar, y gracias a la magia de la televisión, se pueda recorrer el país, para disfrutar desde palco preferido de tu casa, de este caudal de emociones y sentimientos.

De todo lo que vi, una imagen noticiosa logró llamar mi atención, misma que se proyectó más bien como una crítica gubernamental. No tengo claro el lugar, pero se trataba de un lugar muy apartado, en el que los niños de la escuela, desfilaban muy alegres, en medio de una vía fangosa, al ritmo sonoro de los tambores. Así es. No había tarimas, ni escoltas, ni nada parecido. Maestros y estudiantes rendían tributo a la majestad a la patria, en una calle de honor formado por orgullosos padres de familia.

Hay que quitarse el sombrero en señal de reverencia ante ese cuerpo docente. No conozco el pueblo, y sospecho que las limitaciones materiales abundan en ese medio. Tiene mucho valor el hecho que de a pesar del deterioro de aquella ‘avenida', no se vio mermado el deseo de ofrecer un homenaje a la patria. Se me ocurrió ver cómo esa enseña tricolor se contoneaba engreída, al sentirse paseada de las manos de una niño, que lucía ‘pechón', su ‘cinta de cuadro honor'.

El país merece el honor de conocer a esos maestros y a esos niños; ¿qué hacen y qué sueñan? ¿Qué nos pueden enseñar? Recordé que para los años 60, estudiaba en la escuela primaria de Yaviza (Darién).

Para las fiestas patrias, recorríamos todo el poblado en fila de dos en fondo, al son de un solo tambor. La alegría por la ocasión aumentaba por algo: era costumbre que se luciera ropa nueva, sólo para ‘la fiesta del 3', y para las festividades del santo patrono (12 de marzo).

Abogado

comments powered by Disqus