• jueves 25 de septiembre de 2014 - 12:00 AM

Superar el diagnóstico

La agricultura es la cenicienta de nuestra economía

Simpatizo con la postura del ministro Arango, de Desarrollo Agropecuario. Expone con amenidad su conocimiento sobre el maltrecho sector agropecuario, las penurias por las que atraviesa, y los desafíos que se presagian en el devenir.

Desde la merma en la siembra de los tan necesarios y buscados granos hasta las amenazas de El Niño y La Niña, que se erigen como enemigos velados de nuestros agricultores, y del imperativo de garantizar la seguridad alimentaria y aumentar los espacios agrícolas, y mejorar los distintos procesos del sector.

La agricultura es la cenicienta de nuestra economía, y, a medida que pasa el tiempo, se va achicando. Sucede en otras sociedades, y existe el peligro que un día quedemos importando aún más nuestros alimentos, y a alguien se le ocurra cerrar el grifo, al precisarlos para otros mercados.

Creo que el diagnóstico es certero, y pienso también sobre la gran posibilidad de convertirlo en leyes, normas y decretos que contribuyan a afianzar esa economía, y a reinventar ese sector vital y que, en forma sistemática, ha sido y es golpeado por malas decisiones y por la avaricia consecuente del atractivo pecuniario derivado de la importación de alimentos.

Recomiendo al ministro Arango que transforme en proyectos y decretos toda esa realidad que nos relata con frecuencia a través de la televisión, y que consiga el respaldo del presidente y del resto de los miembros del Consejo de Gabinete para que puedan llevarse a cabo acciones específicas, y buscar un nuevo clima floreciente en nuestra agricultura.

Del PIB nacional, hoy la agricultura representa menos del 5 %, y cada día que pasa son más los actores que la abandonan, y muchos de ellos se trasladan con sus familias a los centros urbanos, con las consecuencias en una mayor demanda de transporte masivo, agua potable, alcantarillado y otros servicios básicos.

*Periodista y filólogo

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