• miércoles 05 de noviembre de 2025 - 12:00 AM

Sin “chen chen” no hay consumo

Los recientes despidos en Cervecería Nacional son la lamentable consecuencia de un complejo e incierto entorno para la inversión privada en el país, agravado por políticas públicas desconectadas de su realidad laboral. Mi solidaridad hacia los trabajadores afectados y sus familias, con la esperanza de que en el futuro podamos evitar este tipo de situaciones, perfectamente previsibles.

Enfrentamos una severa contracción del consumo, resultado directo del fiasco minero y consecuente pérdida del Grado de Inversión de Fitch Ratings en marzo 2024. En el primer semestre de este año las recaudaciones del ITBMS cayeron 11% vs 2024. Durante los 6 primeros meses del año hubo una reducción de $128 millones mensuales de consumo a nivel nacional, cuyo “epicentro” está en Panamá y Panamá Oeste.

Entre agosto 2023 y octubre 2024, Panamá y Panamá Oeste perdieron más de 125 mil empleos y $60 millones mensuales de masa salarial, representando 47% de la contracción del consumo.

En su momento, la posibilidad de que Panamá perdiera su Grado de Inversión ante un eventual cierre minero fue advertida por agencias calificadoras y bancas de inversión internacionales. Una vez que Fitch Ratings tomó su decisión el 28 de marzo del 2024, tampoco era difícil prever su inminente impacto económico, fiscal y laboral, así como sus efectos en los niveles de consumo, tal como en efecto ocurrió.

Ante un escenario de clara contracción del consumo, comenzó entonces a gestarse lo que terminó en la aprobación de la Ley 438 del 14 de junio de 2024, que establece que los jubilados y pensionados de Panamá recibirán un bono permanente de $140, distribuido en tres pagos a lo largo del año.

La iniciativa tuvo como motivación original apoyar a los jubilados y pensionados, quienes se vieron afectados directamente por el fallo de Inconstitucionalidad de la Corte Suprema de Justicia sobre el contrato minero, que contemplaba beneficios directos para ellos. Sin embargo, la Ley se tradujo en un incremento del 44% en el Impuesto Selectivo al Consumo de bebidas alcohólicas, en un entorno de contracción del consumo.

La masiva pérdida de empleo formal, mayor austeridad en el gasto discrecional por parte de las familias panameñas (incluyendo en bebidas alcohólicas) y un impuesto al consumo dieron como resultado 12% menos consumo de cerveza, 10% de seco, 47% de ron y un centenar de trabajadores despedidos.