• martes 02 de abril de 2024 - 12:00 AM

Semana Santa: tiempo de reflexión

En la antesala de Semana Santa, los sonidos de la naturaleza se entrelazan con nuestras tradiciones más arraigadas. Aún puedo escuchar el canto de los cotorrones que, animados por su fase de apareamiento, llenan el aire con su melodía en los días previos a esta semana de reflexión y recogimiento. Nuestro legado cultural, cargado de tradiciones, nos recordaba las restricciones de estos días sagrados: la abstención de comer carne, la prohibición de subir a los árboles y la renuncia a nadar, entre otras.

Recuerdo con nostalgia cómo mi padre, junto a los vecinos, se anticipaba a comprar alcohol antes del Viernes Santo, para luego compartir en silencio con sus amigos. Esta acción, más allá de la simple transgresión de una norma, se convertía en un acto de comunión y resistencia sutil a lo prohibido, revelando esa atracción innata del ser humano hacia lo vedado.

Entre mis recuerdos más preciados resuena la Procesión del Silencio. En la madrugada del Viernes Santo, los hombres del pueblo recorrían sus calles en una marcha de reflexión profunda, un momento de introspección colectiva que se grabó en mi memoria con fuerza y solemnidad.

La Pasión y Muerte de Jesucristo, centrales en la observancia de la Semana Santa, nos ofrecen un espacio sagrado para la reflexión y el pensamiento estratégico, especialmente resonante en estos tiempos de incertidumbre global. Estas tradiciones, que narran el sacrificio y la resiliencia, nos invitan a meditar sobre nuestro lugar en el mundo, sobre la solidaridad y la compasión, elementos esenciales para navegar por el desconcierto que enfrenta la humanidad hoy en día.

Entre mis recuerdos más preciados resuena la Procesión del Silencio
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