• martes 01 de marzo de 2011 - 12:00 AM

El secreto de la histórica violencia

Se cree que vivimos en un país pacifico, pero la historia registra hechos que indican lo contrario; para comenzar, la separación de 1903...

Se cree que vivimos en un país pacifico, pero la historia registra hechos que indican lo contrario; para comenzar, la separación de 1903 experimentó tensión, una vez lograda, no fue cierto que logró una armonía, prosiguió las presiones contra algunos, ejemplo, la trágica peripecia que afrontó la esposa de Manuel Amador Guerrero, pues algunos próceres le reclamaban vehementemente un supuesto dinero depositado en un banco de New York, y exigían se les distribuyera. En el incidente de la eliminación del ejército, hubo intimidaciones, y por final, el confinamiento fáctico del General Esteban Huertas a un pueblo del interior. A propósito de los llamados "millones de la posteridad", cuando uno de los contadores investigadores estuvo a punto de presentar su informe contable, falleció misteriosamente.

Una violencia selectiva, peligrosa, ha rondado con un código de silencio en el entorno de nuestra historia oficial. En las primeras elecciones generales de la república, hubo sangre, una pelea atroz, desde entonces -en esa democracia de liberales y conservadores o liberales-conservadores y conservadores metidos a liberales, los partidos políticos se equipaban de varilleros, frentes de choques, expresidarios, para imponerse y defender sus votos, pero más allá de esa efervescencia, hubo atentados, el de Arnulfo Arias Madrid es sobresaliente, pero quedan otros, igual de impactantes y atroces.

El slogan "comunista visto comunista muerto", ratificó un radicalismo violento contra quienes profesaban ideas marxistas o socializantes. Las persecusiones han tenido un amplio contorno, que lo callen o se ignore es otra cosa. Las situaciones que han denotado violencia, son aislados, pero aun así son elementos para descreer que todos los panameños son pacíficos hasta el infinito, no solamente Acción Comunal (1931) y los policías en 1968, tomaron las armas para controlar el poder político, el caso de los mercenarios en Playa de Santa Isabel, el trasiego de armas en San Carlos imputado a Tito Arias, las armas escondidas de los socialistas de Demetrio Porras, la sublevaciones del Cerro Tute y de Piedra Candela, son muestras de violencia por razones políticas. Los radicalistas (sean mujeres u hombres) y los extremismos de izquierda o derecha, generan consecuencias fatales; un gobierno folclórico de extrema con hombres y mujeres radicales hasta en lo absurdo, atenta contra la tranquilidad y so pretexto de que defienden sus causas, les importa bledo que el país se hunda, porque su esencia es seguir en la papa.

EL AUTOR ES ABOGADO

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