¿Salvar vidas o negocios?

Decía en un artículo hace unos meses que “la estupidez más común consiste en olvidar nuestro propósito” (Nietzsche) y eso es lo que olvidó la administración sanitaria en plena pandemia.

No les ha importado la vida de nuestros pacientes, ni al personal que atiende. Se abandonó a las PYMES, escuelas, obreros, transportistas y a los independientes. Por negligencia, no tomaron medidas tempranas, que nos dejaron hundir en la pandemia para así justificar, ya sea su negocio de construir o comprar a sobreprecio y meternos un estudio de vacuna, que por cierto parece apostaron todo en un “consorcio” a una vacuna que no funcionó.

Ahora somos una vergüenza internacional, ejemplo de mala gestión sanitaria y respuesta gubernamental. Mientras dinosaurios políticos juegan dar medidas de salud, los anteriores asesores escondidos en comisión de vacunas siguen fracasando en todo.

Basta ya de mentiras, no muestran facturas de pagos por vacunas ni enseñan las especificaciones de las supuestas neveras compradas (cualquiera puede enseñar una y mentir que ya están listos) la credibilidad llegó a cero.

Ya vivimos una reconstrucción tras bombazos de una invasión, pero lo primero es sobrevivir al desastre. Los empresarios deben reunirse con los sectores médicos que les decimos que se puede salvar la economía, pero con medidas equilibradas y no las improvisaciones de Pachi o Prosperi. Los sectores empresariales deben ver que, para ser prósperos, necesitan clientes y colaboradores vivos y productivos.

Todos debemos ayudar en Pandemia, independientemente de los terribles errores del gobierno, pero ellos no escuchan y creen viven en otro Panamá. Epifanía del señor abre los oídos de los necios con poder.

Especialista en Medicina Familiar