Y continuamos con los rituales de la Semana Santa. Me imagino que muchos estarán expiando aquellos excesos cometidos durante los carnavales. ¡Y miren las paradojas de la vida! Para los días satánicos permitimos que la sociedad se vaya de juerga desde el viernes para retornar el jueves en la mañana. En Semana Santa, las celebraciones inician el jueves y culminan el domingo. Mientras ustedes recuerdan la vida, pasión, muerte y resurrección de Jesús, la familia Hernández González y asociados decidió tener un retiro espiritual en La Mesa de San Martín, distrito de Panamá.
Estos momentos serán inolvidables. Mi familia es grande y había que buscar un lugar espacioso para que los visitantes se sientan como en casa. La delegación que llegó de Chiriquí la encabeza la hermana mayor Analís Hernández. Ella cumple el 16 de este mes 75 años y da la casualidad de que, ese día, pero en 2021, murió nuestra madre Fidelina González Cabrera. Se repite la historia para Analís. Resulta que desde muy pequeña se convirtió en la asistente de Fidelina al extremo que es considerada como nuestra segunda madre. Hoy, asume el rol de primera, ante la ausencia de nuestra adorada Fide. Por acá también llegó el hermano mayor Abdiel. Extrañamos la ausencia de Felipe, Liriola y Martín. Los cuentos de mis hermanas Analís, Belkis, Mariela y Magola son de nunca acabar. Cada uno narró lo malo, lo bueno y lo feo de su vida. Algunos hicieron hincapié en mi libro de “Caminando con el miedo” para concluir que todo ser humano es una novela y en algún momento de la vida le ha tocado caminar con el miedo.
A estas columnas o pilares de la familia se unieron los hijos de los hermanos con sus respectivas esposas, esposos e hijos. Estamos en un convivio extraordinario donde se cosecharon mangos, guabas, marañones y de esas frutas, las manos prodigiosas de los familiares prepararon ensaladas, jaleas y refrescos. Mi esposa María Teresa hizo la conserva de marañón con pepitas asadas la cual se convirtió en un deleite extraordinario. Los instantes que vivimos, las anécdotas, los cuentos, los chistes, nos llevaron a esos recuerdos de infancia y adolescencia donde pasamos momentos difíciles, pero gratificantes. Hoy, estamos en pleno Sábado Santo. Los cristianos estamos en vigilia a la espera del cumplimiento de las profecías. ¿Qué nos dice el Santo Padre Francisco sobre esta Semana de recogimiento? Les invito a leer el escrito de Álvaro de Juana publicado en el sitio virtual AI Prensa.
“Este miércoles, el Papa Francisco celebró la última Audiencia General antes de entrar de lleno en la Semana Santa. La catequesis que pronunció estuvo dedicada precisamente a la misericordia y al Triduo Pascual (Jueves Santo, Viernes Santo y el Sábado Santo). “Todo, en estos tres días, habla de misericordia, porque hace visible hasta dónde puede alcanzar el amor de Dios”. Francisco aseguró que “el amor de Dios no tiene límites” y como decía San Agustín va “hasta el final sin final”. “Dios se ofrece verdaderamente todo por cada uno de nosotros y no se ahorra en nada”, añadió. El Misterio que adoramos en esta Semana Santa es una gran historia de amor que no conoce obstáculos” puesto que “es una gran historia de compartir con los sufrimientos de toda la humanidad y una permanente presencia en los sucesos de la vida personas de cada uno de nosotros”.
A continuación, el Santo Padre explicó estos días santos uno por uno:
Jueves Santo: “Jesús instituye la eucaristía, anticipando en el banquete pascual su sacrificio en el Gólgota”, dijo el Papa. “Para hacer comprender a sus discípulos el amor que lo anima, lava sus pies, ofreciendo todavía una vez más el ejemplo en primera persona de como ellos mismos deben hacer”. El Papa señaló que “la Eucaristía es el amor que se hace servicio. Es la presencia sublime de Cristo que desea pensar en cada hombre, sobre todo en los más débiles, para hacerles capaces de un camino de testimonio entre las dificultades del mundo”.
Viernes Santo: “Es el momento culminante del amor”. “La muerte de Jesús, que en la cruz se abandona al Padre para ofrecer la salvación al mundo entero, expresa el amor donado sin fin”. Es “un amor que quiere abrazar a todos, sin excluir a ninguno”. El Papa también manifestó que es “un amor que se extiende en todo tiempo y en todo lugar: una fuente inagotable de salvación a la que cada uno de nosotros, pecadores, puede acudir”.
Sábado Santo: “Es el día del silencio de Dios”, explicó. “Debemos hacer todo lo posible para que sea un día de silencio, como aquel Día, que fue el día del silencio de Dios”. “Jesús depuesto en el sepulcro comparte con toda la humanidad el drama de la muerte. Es un silencio que habla y expresa el amor como solidaridad con los abandonados desde siempre, que el Hijo de Dios reúne colmando el vacío que solo la misericordia infinita del Padre Dios puede llenar”.
