La ‘revolución de los abuelos' (1)

Del golpe militar de 1968 a la fecha han pasado 48 años. De la firma de los tratados de 1977 a la fecha han pasado 39 años. De la intervención norteamericana de 1989 a la fecha han pasado 27 años. Entre sumas y restas, la generación de los 20, 30 y 40 años han vivido poco para recordar el pasado próximo pasado de nuestra vida política, social, cultural y económica. Tan poco que la memoria se vuelve terca para poder comparar espacios, hechos históricos, recuerdos felices o amargos de nuestro ayer, no muy lejano. Y por lo regular el hombre vive en gran medida de su pasado con sus éxitos y sus fracasos. Porque también es una forma de comparar el pasado con el presente que se vive.

En estos tiempos, hay mucho de esos recuerdos del pasado y del presente que vivimos con un futuro ajeno a las viejas vivencias, a las luchas nacionalistas y sociales, a las confrontaciones con la colonia zonians, a las batallas políticas, a las protestas estudiantiles y al debate ideológico entre la derecha (liberales) y el abanico de la izquierda (pasando por los marxistas soviéticos, maoístas o los criollos castristas) y en medio los social cristianos, como una alternativa entre los extremos. Todo ello lo vivimos los panameños de los 50, 60, 70 años y todo lo que se sume en adelante.

Lo vengo diciendo hace rato, solo ‘la revolución de los abuelos' puede salvar en parte el Panamá que nos queda y sembrar nuevos rumbos para el país y para los panameños.

Y esa revolución de los abuelos la debemos llevar adelante los panameños y panameñas que pasamos de los 60 años, acompañados por los jóvenes que quieran vivir la aventura de hacer los esfuerzos de trabajar por un ‘Panamá Mejor' como decía Arnulfo Arias en su Doctrina Panameñista o en el ‘Nuevo Panamá' que anunció Torrijos en su revolución octubrina. Ambos lemas concretan el ideario nacionalista de los panameños que construyeron la República y que después la perfeccionaron los sueños y las luchas populares.

Exembajador de Panamá en Brasil y Nicaragua