- sábado 02 de julio de 2016 - 12:00 AM
El ‘pueblo primero' quiere un cambio genuino
Escuchar al presidente Juan Carlos Varela en la inauguración del Tercer Juego de Esclusas, me llenó de esperanza, confiando que vendrán mejores días para Panamá, un país ahogado en pensamientos políticos y necesidades económicas.
Si bien el discurso adoleció de humildad, se puede esperar al menos una transformación en la administración pública, sofocada por destituciones y renuncias de funcionarios incompetentes de jerarquía.
Con el estreno de los nuevas esclusas, se espera al menos que el presidente Varela empiece a gobernar para los cerca de 4 millones de panameños y no sólo para los fanáticos de su gestión, para aquellos que no votaron por él y lo adversan en el campo político.
Mientras el gobierno se mantenga alejado del principio de la humildad es poco lo que logrará y seguirá dando tumbos.
El evento del domingo 26 de junio ayudará a aplacar los comentarios negativos surgidos a nivel internacional tras el escándalo de los ‘Papeles de Panamá' donde están involucrados personajes públicos y autoridades de diversas naciones.
Con el acto inaugural de las nuevas esclusas, a mi juicio, es poco lo que se logrará en materia de imagen interna, pues el trabajo realizado por los estrategas de comunicación de Presidencia, no ha sido todo lo efectivo que se esperaba.
El momento es oportuno para mirar con luces largas hacia el futuro, pero con humildad.
No basta tener buenas intenciones, también es importante resolver los problemas de vivienda, empleo, servicios básicos, educación y alimentación, que mantienen al pueblo en un desequilibrio emocional.
Creemos que el presidente Varela puede cambiar el rumbo de este país. Pero hace falta una gran dosis de voluntad y decisión para renunciar a los odios y resentimientos políticos acumulados entre políticos.
Se necesita que el presidente asuma el liderazgo para el cual fue elegido, resuelva el problema de la escasez de medicamentos, la mala atención de los pacientes en las instalaciones hospitalarias, se reparen las carreteras y los centros educativos; y que ministros, diputados y magistrados de la Corte Suprema de Justicia se pongan el ‘overol' de obrero y empiecen a trabajar por esta nación. La esperanza es lo último que se pierde. Es el tiempo de hacer, de culminar todo lo que se le prometió en campaña al ‘Pueblo Primero'.
Periodista
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El momento es oportuno para mirar con luces largas hacia el futuro, pero con humildad.