- miércoles 04 de abril de 2018 - 12:00 AM
Un presidente sin rumbo
Cuando uno analiza la situación política del País, es evidente que nos encontramos con hechos que ponen en duda si a estas alturas del partido, las acciones del Presidente responden realmente a un programa de gobierno o simplemente son, improvisaciones emotivas producto de la obnubilación del poder de la que hablan los distinguidos tratadistas de la ciencia política desde los tiempos de Montesquieu.
El escenario actual está marcado por una serie de medidas pésimas, tomadas por el presidente de la República en los últimos seis meses como lo son, la designación fallida de dos Magistradas, la falta de nombramiento de dos Magistrados en la Corte Suprema, la confrontación verbal y de hecho contra la Asamblea Nacional, la solicitud de renuncia a un propuesto Director de la Caja de Ahorros, el anuncio sobre las condiciones óptimas para iniciar el año escolar, la intervención tardía en la crisis minera, la inauguración apresurada de un estadio en Chiriquí lleno de huecos y filtraciones, la toma de sanciones a empresas venezolanas para complacer a los Estados Unidos y la propuesta de llevar docentes a los campos de refugiados de Siria.
Ninguna de estas medidas son coherentes entre si y ni mucho menos benefician al pueblo primero sino que más bien son producto de la desesperación del gobierno para salir a flote y evitar que el barco gubernamental se hunda como ocurrió con el Titanic. Son medidas que el único que no se da cuenta que no tiene ninguna efectividad para la población es el señor Presidente. Y si a esto le sumamos la doble contradicción en la esfera espiritual que consiste en ser miembro del Opus Dey, estar comprometido con el Papa con la JMJ pero a su vez la Primera Dama y su Vice Canciller están apoyando al matrimonio gay, entonces el resultado es desastroso y refleja inequívocamente que tenemos por primera vez en nuestra vida republicana, un presidente sin rumbo. Que Dios nos ampare.
Analista y consultor político