• miércoles 11 de junio de 2025 - 12:00 AM

Por qué necesitamos periodistas con formación y reglas claras

En tiempos donde cualquiera con un celular puede convertirse en “reportero”, vale la pena preguntarse: ¿Quién informa realmente con responsabilidad? La respuesta no es sencilla, pero sí urgente. El periodismo sigue siendo un pilar de la democracia. Sin embargo, su práctica desregulada abre la puerta a la desinformación, la manipulación y la confusión ciudadana.

No se trata de censura, sino de responsabilidad. Regular el ejercicio periodístico implica establecer estándares mínimos de ética, veracidad y calidad informativa. La abundancia de contenidos en redes sociales ha difuminado la frontera entre opinión, rumor y hecho comprobado. Y eso tiene un precio: ciudadanos mal informados, decisiones erradas, desconfianza generalizada.

A esto se suma un debate recurrente: ¿basta con la experiencia para ejercer el periodismo? Aunque el aprendizaje empírico ha tenido su valor, hoy la profesión exige más. Requiere formación formal. Un título universitario en periodismo aporta técnica, ética, análisis crítico y herramientas para entender el contexto de los hechos que se cuentan.

Las universidades enseñan a investigar, verificar fuentes, contextualizar, y comunicar con precisión. Forman profesionales capaces de adaptarse al entorno digital, manejar herramientas multimedia y responder con criterio a los desafíos de esta era de sobreinformación.

Además, la formación académica genera credibilidad. Los medios más rigurosos prefieren periodistas con preparación formal, porque saben que allí hay un compromiso con la verdad, y no con el escándalo fácil.

Regular el periodismo y promover la formación profesional no son caminos opuestos a la libertad de expresión, sino su mejor defensa. Informar con responsabilidad no debe ser una opción, sino un deber. Porque una sociedad mejor informada es también una sociedad más libre, más crítica y más justa.