• martes 03 de abril de 2018 - 12:00 AM

¿Por qué él, y yo no?

De otra cosa es de lo que queremos hoy hablarles. Es de la reacción ‘muy humana' que viene de gente que no concibe ‘porque sí'

No creo que se asuma con simpatía, participar en un evento en ‘igualdad de condiciones', y que a pesar de los esfuerzos desplegados, el éxito termine posando en otro parte. Tal vez por eso fue que EUA no hizo mucho escándalo del ‘gol fantasma' que les eliminó del mundial, pues su clasificación la perdieron simplemente por no hacer los puntos mínimos requeridos para continuar en la competición.

De otra cosa es de lo que queremos hoy hablarles. Es de la reacción ‘muy humana' que viene de gente que no concibe ‘porque sí', que otro sea merecedor de las oportunidades ‘merecidas'. Es normal que la decisión encuentre resistencia, sea que la tome un dedo poderoso, o sea la voluntad de un grupo. Como si fuera una constante de una ecuación, resulta ser que tal molestia proviene casi siempre, de quien carece de las capacidades necesarias, ni le importa hacer uso correcto de la oportunidad.

Cada día que pasa, los espacios para la superación personal se reducen más y más. En la sociedad del siglo XXI, hay competir ‘por todo y para todo', y para colmo, los favores ya no se pagarán con privilegios o prebendas políticos. Mientras seguimos mordiendo esos malestares, regresamos casi en silencio a los tiempos en los que las grandes oportunidades tenían apellidos rimbombantes, tal como ocurría en otros tiempos, y hasta que los ‘de abajo' no cambiemos de actitud, sólo nos quedará agradecer que algo nos tocó, cuando dispongan aquellos ‘bañarse en regadera'.

Hay que luchar por una ‘competencia social', regida por reglas claras para todos y todas, hasta lograr que la ‘meritocracia' sea la forma más justa de repartir los panes y los peces. El aceptar el éxito de otros, no les reta valor a nuestros atributos y valores, sino por el contrario, los potenciará al máximo, siempre que sigamos en la competencia, con el compromiso de dar nuestro mejor esfuerzo.

Una sociedad ‘pedigüeña', no asume compromisos. Nuestra democracia se fortalecerá con la convicción colectiva de que las oportunidades llegarán en proporción con nuestros esfuerzos, y las personas tendrán en ello, la motivación suficiente para superarse en todos los aspectos de la vida.

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