• jueves 28 de septiembre de 2023 - 10:14 AM

Políticos: mentirosos, hipócritas y tramposos

La percepción de que los políticos mienten no es nueva, pero parece haberse vuelto más pronunciada en los últimos años

En la era actual de la información, donde la transparencia y la rendición de cuentas son más importantes que nunca, la sociedad ha desarrollado una tolerancia sorprendente hacia la mentira, la hipocresía y la falta de coherencia por parte de los políticos. Este fenómeno, lejos de ser exclusivo de un país o una región, es una tendencia global que parece haberse arraigado en la política contemporánea y donde por supuesto Panamá, no se escapa de esta realidad.

La percepción de que los políticos mienten o adoptan posturas hipócritas no es nueva, pero parece haberse vuelto más pronunciada en los últimos años. Los ciudadanos se han acostumbrado a escuchar promesas electorales que, una vez que los candidatos asumen el cargo, quedan en el olvido. Esas mismas promesas, que en su momento emocionaron a los votantes, se desvanecen en el aire como si nunca hubieran sido pronunciadas.

La hipocresía, otro aspecto destacado de la política contemporánea, a menudo se manifiesta cuando los políticos critican comportamientos o políticas que ellos mismos han practicado o apoyado en el pasado. Parece que los líderes políticos pueden cambiar de opinión y valores según convenga a sus intereses políticos o a la narrativa del momento, sin que esto parezca tener un costo significativo en su credibilidad.

La sociedad también ha desarrollado una especie de amnesia política, donde las promesas incumplidas y las declaraciones contradictorias se olvidan rápidamente. Los políticos cuentan con la idea de que los votantes tienen una memoria corta y que los errores del pasado serán sepultados por las noticias y eventos más recientes.

En esta ecuación, los medios de comunicación juegan un papel crítico. Afortunadamente, en la era digital, las nuevas tecnologías como Google y YouTube permiten documentar fácilmente las promesas incumplidas y las contradicciones de los políticos. Sin embargo, esta herramienta es efectiva solo si los ciudadanos la utilizan y si los líderes no tienen un control absoluto sobre los medios, incluyendo Internet.

Un ejemplo de esto se encuentra en América Latina, donde la hipocresía gubernamental y la falta de coherencia política a veces alcanzan niveles sorprendentes. Los líderes regionales pueden promover la unidad en la superficie, pero a menudo hay tensiones profundas entre ellos que se expresan a través de disputas públicas.