• viernes 13 de febrero de 2015 - 12:00 AM

El poder emana del pueblo

El Artículo 2 de la Constitución vigente contiene un principio, razón de ser de las naciones que se han organizado en Estado político democrático

El Artículo 2 de la Constitución vigente contiene un principio, razón de ser de las naciones que se han organizado en Estado político democrático. Ese principio está enunciado en la frase ‘el poder público solo emana del pueblo’ (Art. 2, Constitución 1972).

Panamá vive una crisis integral. El Estado organizado ilegítimamente por la dictadura, con la Constitución de 1972, reformada en 1978, 1983, 1994 y 2004 está colapsado, porque la población no goza de bien común, principal objetivo de un Estado democrático.

Dado esto, solo cabe fundar una nueva República que busque ese bien común inexistente. Eso solo se logra haciendo un pacto entre el pueblo, ese que es fuente del poder político. Ese pacto, que debe ser un proceso de empoderamiento y formación de ese pueblo, debe barrer con las antiguas estructuras y con los que manejan esas estructuras.

Claro que los que manejan esas estructuras, ya sean políticas, económicas, sociales y hasta culturales le temen a una movilización de la fuente del poder público: el pueblo. Le temen porque ellos seguro van a ser desplazados de ese poder que usufructúan en beneficio propio.

Pero si el principio de que el poder emana, o mejor, radica en el pueblo, es legítimo, una constituyente que es el pacto del pueblo empoderado y formándose, perfectamente puede barrer todo.

Los empresarios lo entienden muy bien cuando una asamblea de accionistas remueve a presidente, gerente y cuanto dignatario o ejecutivo que esté entorpeciendo obtener los objetivos de la empresa, aunque hayan sido nombrados por tiempo que sobrepasa el momento en que la asamblea de accionistas toma el control de todo y designa nuevos dignatarios y ejecutivos. Si los empresarios lo ven claro en sus empresas, ¿por qué la mayoría se oponen a que se haga en el Estado? Porque pelechan del desorden y le temen a un nuevo orden, aunque este les pueda permitir, éticamente, seguir haciendo negocios.

Así las cosas, hay que prepararse para ir a un proceso constituyente originario, ese que consulta al pueblo soberano y produce una nueva República.

*Exprecandidato presidencial