Nos azota un enemigo invisible que puso al mundo de rodillas, atribula las naciones y se ríe en la cara y grita: ¿Dónde está el control que decías tener? ¿Quién escapa a mi poder?
Desde el Edén nos cuesta seguir simples órdenes, en ese tiempo no comer del árbol prohibido y se comió azuzado por el diablo. Esta vez se nos dice cosas básicas: lávate las manos, mantén la distancia, quédate en casa, etc… empero parece una odisea obedecer ante un sentimiento de autodestrucción de un número plural de personas que siempre caminan al borde de abismo, burlándose de las autoridades.
“No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”, Gálatas 6:7 La ley universal de la siembra, si siembras descuido, el virus se te pegará, así de simple.
La biblia relata de pestes. Esta paralizó a las naciones, la economía, trabajos, industrias, el medio ambiente tomó un respiro a un precio alto con muerte, colapso del sistema de salud, deudas, secuelas que quedarán por varios años; para algunos países, empresas y personas naturales, esto significará la bancarrota.
En Panamá a solo ocho meses de la gestión del presidente Laurentino Cortizo, este contrincante intangible tiró por la borda los primeros planes de alzar la economía, lo que significa que como país debemos esforzarnos, primero en salir de la peste y luego en levantarnos todos juntos sin banderías políticas. Ahora más que nunca debemos ser vigilantes de quienes quieren a la Patria y espulgar a los oportunistas que prefieren el descalabro con tal de subir al poder. ¡Párate firme!
Describo un panorama terrenal de unión, seguir los lineamientos de nuestras autoridades, amortiguar en un solo puño las consecuencias del COVID-19. Está en nuestro poder derrotar al adversario que con su hostil despliegue frenético, se propaga galopante por el descuido insolente de la humanidad. Los presidentes, la ministra de Salud y la policía no están en tu casa, eres tú el responsable de acatar las directrices que a diario dan los gobernantes en conferencia de prensa nacional.
Amarra a tus hijos, es hora de ejecutar tu autoridad, que nadie salga, al menos que se estrictamente necesario y pronto llegaremos al Everest de la infección y proseguirá del descenso para volver a la normalidad.
Ahora te describiré un panorama espiritual. Mateo 24 y 25 señala que estas cosas acontecerían. En el siglo XX se registraron diez plagas y solo en los primeros 20 años del siglo XXI van siete, un ritmo inusual al dar un paseo por la historia.
Hoy Dios habla con claridad y a través de algo minúsculo, pero poderoso, su mensaje es el siguiente: ¡Vuélvanse al camino correcto! ¡Vuélvanse a Cristo! Esto es principio de dolores (Mateo 24:8), para dar paso al arrebatamiento de la Iglesia (1° Tesalonicenses 4:16-17), la bendita esperanza de toda persona cristiana.
Aplica lo que aprendiste de la Biblia, comparte, ama tu prójimo, sométete a las autoridades, obedece, de lo contrario el encierro de la cuarentena será en vano, el mensaje lo tirarás al piso. Podemos como pueblo ponernos de pie, pero Dios en su Palabra señala que vendrán cosas peores. Por eso te exhorto a seguir a Jesús, porque la redención eterna está él.
Para ser un vencedor hay que ganar hasta el fin. Como país la tormenta pasará y en la calma habrá fiesta, sin embargo, si crees en Dios, al leer la Biblia te percatarás que la lucha es hasta el final y ese fin es estar en la Patria Celestial. De volver a lo mismo, el juega vivo, adulterio, fornicación, la mentira, etc, tu galardón será la destrucción espiritual, tu alma se perderá.
Estos dos panoramas se entrelazan entre sí: terrenal y espiritual. Lo que hagas en el mundo será el reflejo de lo que tienes en el corazón, tu alma, en lo espiritual.
Como cristianos nos toca orar, ayunar y clamar. Busca la forma en conectarte con tu Iglesia, comparte la Palabra de Dios.
Como ciudadanos nos corresponde obedecer y cuidarnos.
Irving Delgado Nay
Correo: irvingnay@gmail.com
