A pocos días de terminar su turno, habla el 2020

Mientras observaba en el firmamento a Júpiter y Saturno, que el lunes 21 de diciembre provocó el fenómeno astronómico conocido como la Estrella de Belén y, que volverá a repetirse en 2080, se me acercó un hombre de mediana estatura y contextura delgada, la mascarilla dejaba ver una parte de su semblante cansado y una mirada triste.

A dos metros de distancia me comentó: El 31 de diciembre termina mi turno, exactamente a las 12.:00 media noche. El mundo entero habla de mí y está feliz de que acabe mi jornada. Me llaman asesino, me culpan del distanciamiento social, de la crisis económica y social que se vive en la actualidad.

La gente está contando los minutos para conocer mi reemplazo. Siento pena por ellos porque no logran aprender de las enseñanzas, que no analizan las causas y consecuencias de los hechos, que no reflexionan y no hacen los cambios necesarios ni transforma su malogrado sistema social.

Deje caer la pandemia del COVID-19 en el cuerpo de la humanidad como un torrencial aguacero que limpia el lodo que cubre la cara de la gente. Afortunadamente muchas son de solidaridad, bien común y sacrificio. Otras, de juega vivo, de aprovechados, de corruptos e insensibles, de oportunistas e insensatos.

Les mostré que sin orden reina el caos, el desconcierto y la incoherencia; que la indisciplina trae la desobediencia que aniquila el orden.

Deben entender y asimilar el significado de ética, sacrificio, solidaridad y respeto.

El 31 de diciembre de 2019 entre a remplazar a mi antecesor y le presente al mundo, específicamente en Wuhan (China), lo que iba a ser su máxima lección de aprendizaje.

Al final me dijo: Ya me conoces, soy el 2020. Brindo por mi retiro con el deseo y la esperanza de que habrá cambios sustanciales en la gente, que hayan aprobado con buena nota el examen, y que no habrá necesidad de que el 2021 con mi metodología.

PERIODISTA Y DOCENTE