• viernes 06 de mayo de 2011 - 12:00 AM

¿Pleno empleo?

Mucho escozor causó la declaración del presidente Ricardo Martinelli en la cadena CNN en Español durante su reciente visita a Washington...

Mucho escozor causó la declaración del presidente Ricardo Martinelli en la cadena CNN en Español durante su reciente visita a Washington D.C., atendiendo una invitación de su homólogo norteamericano Barack Obama. Afirmar que en Panamá no hay desempleo resonó negativamente en diversos sectores del país, donde interpretaron la frase del mandatario como carente de conciencia del entorno nacional. De inmediato, el equipo de Gobierno salió a defender lo dicho por Martinelli aduciendo que la terminología empleada por el mandatario respondió a una consulta técnica ante una audiencia ‘sofisticada’, y que en el lenguaje económico, el pleno empleo se refiere a un país que promedia el 5% de desempleo.

Ahora bien, lo que parece a primera vista una total desatención de la realidad nacional, no deja de ser un reflejo de algunos sectores del país, donde muchas compañías llegan, prácticamente, a ‘rogar’, a través de anuncios en los medios de comunicación, para que los panameños acepten las condiciones laborales ofrecidas para conducir el Metrobús, trabajar en un Call Center , o en algún otro empleo específico que no motiva a un grupo importante de la población.

Sin embargo, también está la otra realidad, la del campo. La idea es analizar al país como un todo, y no como ahora, donde en algunos polos urbanos se generan un sinnúmero de oportunidades en turismo, servicios y la construcción, mientras que en otras zonas del país, es evidente la falta de oportunidades, esto termina en una ecuación que erosiona la conciencia social de cientos de miles de panameños.

Pensar que el desarrollo nacional se debe planificar en base a determinadas áreas geográficas, es sinónimo de una política de incentivo a la migración hacia los polos urbanos. Ejemplificar una realidad nacional, bajo la muestra de la principal ciudad del país, es desdibujar lo que ocurre en el resto de Panamá. Es evidente que estamos frente a un problema con profundas raíces políticas y socioculturales, que han marcado, a través de los años, muchos aspectos de la vida del panameño.

Como ejemplo están algunas áreas indígenas, sobre todo las más pobladas y distantes, en donde los únicos proyectos que realmente pueden cambiar la condición de vida, son los mismos por los que están dispuestos a dar la existencia para que no entren en función. Pero no son solo los indígenas, hasta los médicos se oponen a ocupar plazas en el interior del país, al tiempo que rechazan la importación de galenos para que atiendan en dichas áreas. Quizás, como dice Martinelli, hay mucho trabajo en Panamá. Pero el problema es otro, uno que el Gobierno no ve.

EL AUTOR ES PERIODISTA