Perdimos 5 A 0...; ¿Y?

Como ha ocurrido en las últimas décadas, los triunfos de la Selección de despiertan ese “yo ganador” que permanece dormido en el alma de los panameños. Hemos convertido cada partido en gratos momentos de fascinación, que nos olvidamos de las dificultades que nos toca enfrentar día a día. Nos olvidamos de las deudas, trabajo o enfermedades, por sentir que viajamos rumbo al éxito, montados en una espesa nube.

Pero, ayer Colombia nos encajó 5 malditos goles, y las sonrisas desaparecieron de nuestros rostros y en su lugar aparecieron expresiones de ira y en otros hasta de frustración, en respuesta a la pregunta, cómo fue nuestra selección capaz de permitir semejante ultraje? Y en “un tris”, le quitamos la capa de súper héroe que le habíamos puesto a Don Christianssen, para terminar ante los ojos de los expertos en “el malo de la película”.

En eso de repartir culpas, no tenemos contendores, al extre4mos de que todos los jugadores ahora resultaron ser un fraude. Tal fue el malestar que más muchos “parqueos” o “carnes asadas” se echaron a perder, y quién sabe cuántos costosos suéters de “la sele”, terminaron en el cesto de basura.

Al manos debería atenuar ese coraje si pensamos que se trata de un partido que se perdió, y que nadie “aquí ni allá” pensó que llegaríamos a jugar. A resumidas cuentas, si lo ves como un juego y ya, aunque le metas toda la emoción y entusiasmo que quieras. La vida seguirá cargada de las acostumbradas “altas y bajas”, y es tuya la opción de pasar la página o seguir amargado el resto del año.

Y en verdad; por qué nos debe molestar ese resultado? Todo me habla que los jugadores hicieron su máximo esfuerzo, pero simplemente el rival le superaba en todo. Vale preguntarle a los que enardecidos, hoy se atreven a arrojarles piedras, si por casualidad no se han enterado que a diario de la economía y la política recibimos “goles y también muchos autogoles”? En justicia debo destacar la hidalguía que la Selección demostró en este torneo, pensando en ti, en mí, y en nuestra bandera.