- martes 15 de octubre de 2024 - 11:00 PM
Benedetti describe la grandeza de hacer un receso en nuestra vida y nos dice: “De vez en cuando hay que hacer una pausa antes de iniciar el vuelo; contemplarse a sí mismo sin la fruición cotidiana, examinar el pasado rubro por rubro, etapa por etapa, baldosa por baldosa. Y no llorarse las mentiras, sino cantarse las verdades”.
El día a día y la forma en que está estructurada la vida cotidiana nos inducen a accionar de forma constante. Debemos hacer sin perder el tiempo. No hacer es considerado de vagos, hay que producir, y nos podemos ver ejecutando acciones, haciendo y halando una carreta que traza rutas dispersas que probablemente nos agoten y resten vida y energía.
Debemos parar para descansar, tomar aliento y agua para recargar las fuerzas y seguir adelante en la realización de nuestras actividades y metas.
Hay que dejar de hacer algo de vez cuando, nos recomienda Mario Benedetti, y también nos dice que la pausa puede ser el paso previo a mejores cosas. Recuerdo que tenía un profesor en la universidad que nos recomendaba que la tarde previa al examen debíamos ir al cine a distraernos. Yo nunca le hice caso, la ansiedad y el temor no me dejaron, pero cuánta razón tenía ese señor sabio.
Hacer una parada en el camino nos permitirá tiempo para reflexionar sobre nuestra vida y decisiones, y podremos examinar nuestra vida dividida por capítulos o etapas. Benedetti nos recomienda que no lamentemos lo que no fue, ni los errores cometidos. Lo cierto es que la culpa no es buena compañera de la vida, porque nos paraliza.
Hacer una pausa de vez en cuando es de sabios, no de perezosos.