Luego de la toma de posesión de Donald Trump, el pasado 20 de enero, se desarrollaron una serie de acontecimientos que van desde una sesión en el senado de los Estado Unidos, las deportaciones masivas, en incremento de los aranceles y las declaraciones del secretario de Estado, Marco Rubio sobre su visita a Panamá.
En la sesión realizada en el senado estadounidense difundida a través de los medios de comunicación, presentaron una serie de hechos falsos para respaldar la política del gran garrote que pretende imponer el presidente norteamericano, a todo el que no comulgue con sus actuaciones colonialista del siglo 21.
Lo que resulta aterrador para quienes pensamos que esos tiempos habían pasado, pero vemos que la sed de poder y la ambición desmedida llevan realizar actos primitivos, desconociendo instituciones que han sido cimentadas en normas constitucionales, tratados internacionales, ordenamientos jurídicos internos de cada nación.
Pero lo más triste de todo esto, son las reacciones de los nacionales panameños que disfrazando su frustración aplauden de pie ser un Estado Libre Asociado de los Estados Unidos de América.
En las redes sociales expresan que nos quiten el Canal para acabar con la corrupción. Por Dios, las personas que realizan actos de corrupción han llegado a esos puestos, porque ustedes mismos le dieron luz verde, para ocupar esos cargos.
A modo de ejemplo, en un país serio la reforma constitucional no sería necesaria, debido a que a ningún ciudadano se le ocurriría violentarla.
En cambio, en nuestro país, debemos ir pensando como le abrimos otro hueco a la correa para controlar el poder desmedido y malsano en que han convertido nuestra carta fundamental.
Igual ocurre con el tema de la soberanía y del Canal de Panamá, donde la descalificación y desinterés es lo predominante en nuestra sociedad, convirtiendo a los ciudadanos apáticos a los problemas que les compete.
En Panamá hay un proverbio aplicable a este escenario y es “así paga el diablo a quien bien le sirve”. Quien piensa que siendo un estado asociado el trato será diferente, me temo que está bien equivocado.
En Estados Unidos también hay pobreza, hay que pagar impuestos, hay que trabajar, y hay que pagar por todo. En Estados Unidos quien no trabaja le toca dormir en los asientos del parque o debajo de un puente.
Por tal razón valoremos lo bueno o lo malo que tenemos, y si queremos que las cosas mejoren, sepamos elegir y participemos.
Y en lo que se refiere a la soberanía, defendámosla como lo hicieron muchas personas a lo largo de la historia para ser un país independiente, y soberano.