- lunes 04 de noviembre de 2024 - 9:02 AM
Parece que Dios dejó de ser panameño
Hoy debería hablar sobre los símbolos patrios y su importancia, pero me inclino por lo que ocurre en Panamá y en ciertas regiones del mundo. Cada vez que me asomo al patio observo a un palo de guanábana caído víctima de los vientos fuertes. Cuando camino por la grama siento como si fuera una arena movediza donde pareciera que me voy a hundir.
A este fenómeno se le llama saturación de los suelos producto de la abundante agua que ha caído. Según los expertos el cambio climático genera que las lluvias aumenten de intensidad y generen consecuencias negativas para el medio ambiente y las personas... tal es el caso de la saturación del suelo.
En el caso aislado de mi casa, ha caído tanta agua que la capacidad del suelo, para absorberla, ha llegado a su límite. Es como si el agua que sale de mi fuente o grifo es mayor a la que se puede ir por el desagüe.
La saturación de agua es un fenómeno que se da cuando el suelo acumula una gran cantidad de agua generando grietas, inundaciones o deslaves debido a la incapacidad para absorber el exceso de líquido.
El suelo cuenta con una capa inferior y otra superior, cuando la primera se satura de agua, resulta imposible que el agua sea filtrada y pasa a la segunda capa.
En el caso de superficies compuestas de arena, la filtración resulta un proceso sencillo por su composición y capacidad de absorción, sin embargo, la mayoría de suelo, del territorio nacional, tiene características impermeabilizantes que imposibilitan la filtración adecuada ante las intensas lluvias.
Este fenómeno de saturación causa efectos peligrosos como: Deslaves, inundaciones, hundimientos, desbordamientos de ríos y lagos, derrumbes, deslizamientos de tierra, daños en las calles y otros.
¿Cómo minimizar el impacto del exceso de agua? La principal es prevenir que el suelo se sature de agua con acciones como: evitar tirar basura en la calle; mantener limpio los tragantes y las cunetas; aumentar la vegetación, a través de la reforestación, debido a que las plantas ayudan a absorber y retener el agua.
Antes nos jactábamos de gritar que Dios nació en Panamá debido a los pocos efectos que sentíamos cuando llegaban las temporadas de huracanes.
Parece que algo estamos haciendo mal cuando, de un tiempo para acá, la naturaleza se ha ensañado en contra de nosotros. Tal como lo hizo la ministra de Educación, además de hacer lo que se debe, en estos momentos, también es importante orar y rezar para que Dios ponga su mano en el planeta. Abrazos y que Dios nos bendiga.
Docente universitario