- jueves 01 de septiembre de 2016 - 12:00 AM
Panamá, ante un desastre social
Algunos diputados de la Asamblea Nacional, persisten en continuar discutiendo una ley innecesaria y ‘por los vientos que soplan…, cual viejo refrán, aprobar una ley de esta naturaleza ‘…traerá más perjuicios sociales y sexuales' que descartarla.
Una minoría de diputados, arrastrados por un afán, quizás económico, sin sentido común ni lógico, continúa en busca de aprobar un proyecto de ley que el pueblo por mayoría, demostrada públicamente, repudia.
Lo expuesto pudo demostrarse en la marcha que aún bajo fuerte aguacero se realizó el miércoles 13 de julio, donde miles y miles de panameños nos tiramos a la calle, muchos convencidos de lo innecesario de esa ley, toda vez que lo mismo puede hacerse a través de programas que desarrolle el Ministerio de Educación, otros porque no confían en los diputados, mientras otros sospechamos perversas intenciones.
Una ley como tal reviste otras aristas de interpretación para otras acciones que, para nuestra cultura, es impropia. ¿Por qué algunas personas y diputados insisten en hacer una ley sobre educación sexual innecesaria? ¿Qué les incita? Este tipo de leyes deja puertas abiertas. Se acoge a legislaciones o tratados internacionales, lo cual en cualquier ley social no es malo aun cuando no necesariamente pueda ser beneficioso para el país.
Sabemos que la ‘moda' en algunos países como Méjico, donde su cultura de machos los llevan hasta en el hablar, está permitido el matrimonio entre personas del mismo sexo. Países asiáticos y africanos permiten el matrimonio entre un humano y un animal. Esa es su cultura. No la nuestra, sin embargo esta ley pudiera llevarnos a ‘de estar colgando, a estar revolcados' y de la peor manera.
En la Asamblea de Diputados no han comprendido que unas 50 personas no pueden imponer al país un desastre social. Que su función está en lo que la población quiere y no lo que sus bolsillos sienten. Que cuando ya no sean diputados sufrirán las consecuencias de sus actuales actuaciones. No al Proyecto de Ley de educación sexual. Dios te salve, Panamá.
Educador, economista, humanista.
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Una ley como tal reviste otras aristas de interpretación para otras acciones que, para nuestra cultura, es impropia.