- sábado 24 de junio de 2023 - 12:00 AM
No a la mina
El 23 de octubre de 1977, la dictadura militar reinante en Panamá impuso, en ausencia absoluta de libertades democráticas, el llamado ‘plebiscito' para lograr el ‘respaldo' a los Tratados Carter-Torrijos.
Hoy, los epígonos de la dictadura y la partidocracia, quieren imponernos un contrato leonino para la explotación minera en nuestra Patria. En 1947, ante el oprobioso Convenio de Bases Filós Hines, las mujeres panameñas supieron oponerse al mismo e impedir su aprobación por parte de la Asamblea de Diputados de entonces. Hoy, levantamos nuevamente el NO de la Dignidad, como en 1977, las mujeres de la Unión Patriótica Femenina, que difundieron –clandestinamente, el siguiente texto que mantiene total vigencia:
‘Quizá porque no comprendo el poder, el mecanismo or el cual un hombre o una mujer se sienten investidos o se ven investidos del derecho de mandar sobre los demás y de castigarles si no obedecen. Venga de un soberano despótico o de un presidente electo, de un general asesino o de un líder venerado, veo el poder como un fenómeno inhumano y odioso.
Nunca se sabe dónde empieza y dónde termina el poder…la única cosa es que no se le puede controlar y que mata tu libertad.
Creo también mi deber recordarle que, en la misma medida que no comprendo el poder, comprendo a quien se opone al poder, quien censura el poder, quien replica al poder, sobre todo a quien se rebela contra el poder impuesto por la brutalidad.
La desobediencia hacia los prepotentes la he considerado siempre como el único modo de usar el milagro de haber nacido.
El silencio de los que no reaccionan e incluso aplauden, lo he considerado siempre como la muerte verdadera de una mujer o de un hombre.
Y oídme: el más bello monumento de la dignidad humana es el que vi sobre una colina del Peloponeso. No era una estatua, no era una bandera, sino tres letras que en griego significan NO. Hombres sedientos de libertad las habían escrito entre los árboles durante la ocupación nazifascista y, durante treinta años, aquel NO había estado allí, sin desteñirse con la lluvia o el sol. Después los coroneles lo hicieron borrar con una capa de cal. Pero, enseguida, cual por sortilegio, la lluvia y el sol disolvieron la cal. Así que, día tras día, el NO reaparecía, terco, desesperado, indeleble.
Este escrito no pretende ser nada más que lo que es' No quiere prometer nada más que lo que promete. Pero debes leerlo teniendo presente ese NO que reaparece terco, desesperado, indeleble, entre los árboles de una colina del Peloponeso'
(Tomado del libro ‘Entrevista con la Historia' de Oriana FALLACI) }
CATEDRÁTICO EN UP