El gancho al hígado es propinado desde la Avenida Balboa. Se suma un juego de combinación, con un de izquierda y un derechazo. Desde la 5 de Mayo, se responde con un puñetazo, se aplica doble llave Nelson y se procede al legendario bloqueo.
Manotazo de espadachín daño derriba auditor distraído. Funcionario de la 5 de Mayo recibe golpe en la mandíbula. Colegas son trasladados a la enfermería con síndromes de emoción súbita causados, no por tarjeta bancaria, sino por cheque anticuado y sin garantía de disponer de fondo.
Una botella frondosa y de ojos almendrados se rompe en mil pedazos ante un izquierdazo bolo.
Se empata la función y no hay ganador entre la institucionalidad y la impunidad.
Aunque la impunidad sale mejor librada y, desde su banquillo en el ring, le saca la lengua a la institucionalidad.
El combate es parejo. Los contrincantes siguen haciendo sus escaramuzas sobre el ring. En la barra de la impunidad, botellas se destornillan de risa poSr los moretones que exhibe la institucionalidad.
No hay cansancio de los contrincantes, aunque en el ambiente se respira que no animan regresar al cuadrilátero y que no quieren árbitro que ponga orden en la disputa.
Ambos prefieren un mediador que les permita fumar la pipa de la paz, que no suceda nada, y los contrincantes dejen de serlo.
