Con la mira puesta en la meta

Guardo en mi mente el recuerdo de los años de mi infancia en los que por barco, viajaba con frecuencia al Darién. El regreso hacia la capital se hacía emocionante en la noche, pues a la distancia se veían las tímidas de la luces de la ciudad, aunque faltara un par de horas para atracar en el muelle.

En todos esos viajes, una serie de factores hicieron posible ese tránsito marítimo. Que la pequeña nave estuviera a punto, no era suficiente pues se necesitaba de un buen tiempo y de la habilidad comprobada del piloto. Mientras tanto, los pasajeros sólo debíamos aguardar pacientes.

La vida es un largo viaje, que tiene en sí mismo su inicio, lo que sí no se sabe es el destino final, pues nos corresponde a nosotros mismos, poner el rumbo y las coordenadas para llegar al final. Muchos tienen la dicha, de que cuenta con todo lo necesario para diseñar y concretar su meta. La mayoría no logra encontrarla, y si cree hallarla, difícilmente la logra realizar.

Vivir tras una meta, te permite identificar el paso que debes dar en un momento determinado. ¿Cuándo algo es malo? Simplemente, si te saca del camino que te mantiene en la ruta correcta hacia la meta, ¡recházalo porque es malo!. La gente que vice del ‘día a día' es la que decidió no trazar metas en su vida, por creer el futuro es incierto y que lo que te va a tocar, lo decide una voluntad superior.

Así como los sueños de grandeza mueven la creatividad y el ingenio humano, las metas personales encienden todas las capacidades que tenemos alojadas en el cerebro y en el alma. Pero, no es fácil. Todo a ti alrededor está dispuesto para desencantarte. El pesimista como no entiende tu lucha, la repudia.

¿Seré capaz de lograrlo se preguntará a diario el soñador? Claro que sí, siempre que estés convencido de corazón de que persigues lo que quieres; que posees las cualidades para lograrlo, y que cuando llegues a la meta, encontrarás a la gente que siempre te acompañó en tu empeño, compartiendo felices tu éxito.

* Abogado y docente

==========

muchos tienen la dicha, de que cuenta con todo lo necesario para concretar su meta. La mayoría no logra encontrarla