- lunes 27 de febrero de 2023 - 9:02 AM
Material inédito sobre la invasión
Hace dos días una profesora de la Universidad de Panamá sugirió que los escritos históricos que publico deben ser de obligatoria lectura en escuelas y colegios. El mensaje textual fue: “¡Buenos días! Sus notas se deben recopilar y distribuir a los colegios. Los muchachos que llegan hoy a la U no tienen la más mínima idea de la historia reciente de Panamá.”
Ella tiene razón, nuestros jóvenes carecen de esa memoria patriótica y tenemos que hacer algo para que puedan recuperarla. En el caso de mi esposa María Teresa y este servidor siempre le hemos hablado a nuestros tres hijos sobre la historia reciente con sus diferentes matices. En esa milla extra que se tiene que dar, nos proponemos publicar, a finales del mes de diciembre de este año, un libro donde se recogen testimonios inéditos de políticos y líderes nacionales e internacionales sobre los días previos a la invasión y todo lo que pasó después hasta la entrega de Noriega el 3 de enero de 1990.
Como autores y editores recomendamos, desde ya, el análisis y la lectura comprensiva y profunda. Y que este aporte histórico llegue a las manos de quienes mañana serán los dirigentes de la Patria. Durante los primeros días de la invasión los panameños nos quedamos sin saber qué pasaba. Los medios fueron, en algunos casos, obligados a cerrar y en otros los dueños y los trabajadores cerraron por asuntos de seguridad. En el caso nuestro nos dedicamos a grabar transmisiones de la radio en onda corta y ese es el material de peso que vamos a desgranar en ese libro. Y no será una narrativa sesgada; en esta contribución histórica los panameños y el mundo se enterarán de los puntos de vista de emisoras que provienen de distintas corrientes ideológicas.
Solo, como un abrebocas, hoy les presento una declaración que le diera el ingeniero José Isabel Blandón a la radio Impacto de Costa Rica. Este medio tenía una audiencia cautiva durante los últimos días de Noriega debido a la falta de información coherente de los medios nacionales. Recuerdo que los chiricanos eran los que más llamaban a esa radio para descargar la impotencia e ira ante los vejámenes y locuras cometidas por quien dirigía las mal llamadas fuerzas de defensa. ¡Y sí, claro, eran fuerzas que defendía al generalito que jugó a ser el primer emperador de Panamá! Usted lea, analice y opine. Saludos y no se olviden de Cafetear con su ropa vieja.
“Habla José Isabel Blandón en radio Impacto….
"...Y me encomendó la creación de un proyecto político para la crisis. Durante meses preparé, en discusiones con Noriega, lo que se llamó posteriormente, el Plan Blandón que establecía la salida de Noriega y del grupo de oficiales implicados con Noriega en el tráfico de drogas. La propuesta era sencilla, lograr un gobierno de coalición con la oposición; lograr la salida de Noriega y la salida de ocho oficiales de las Fuerzas de Defensa que incluían a Madriñán, Del Cid, Córdova, Cedeño, Pascual González, Purcell y Justines de las Fuerzas de Defensa y establecía una dirección con los mandos que quedaban, poniendo como jefe de las Fuerzas de Defensa al coronel Elías Castillo y al coronel Wong, de manera que se estableciera un gobierno civil con la participación de la oposición.
Nosotros discutimos con gran sentido de responsabilidad, con la participación de los líderes de la oposición. Especialmente recuerdo las largas conversaciones con el doctor Ricardo Arias Calderón, con el dirigente Panameñista Carlos Rodríguez, los cuales aceptaron la posibilidad de que esto se desarrollara y ambos respaldaron esta propuesta. Sin embargo, las ambiciones de Noriega eran tan grandes y el tráfico con los cubanos era tan grande que prefirió echar por tierra este plan. Ustedes recuerdan que a finales del año 1987 y 1988 Noriega me acusó a mí de ser un traidor a la República de Panamá.
Otro modo en que Noriega ganaba con este plan era convencer a Estados Unidos de que en esa época no presentara las acusaciones en el Gran Jurado y el gobierno de Estados Unidos aceptó tal posibilidad. Si Noriega aceptaba salir, ellos levantaban y renunciaban a llamarlo a juicio, pese a que Estados Unidos tenía suficientes evidencias para llamarlo a juicio. De esa crisis de 1988, a esta parte, Noriega ha venido de crisis en crisis. Las Fuerzas de Defensa fueron testigos en el 88 del golpe de Estado que oficiales dieron el 16 de marzo de ese año. Las Fuerzas de Defensa fueron testigos de la forma irresponsable en que Noriega condujo a las fuerzas armadas a las elecciones de mayo de 1989 y que, no pudiendo arreglar los resultados, crearon las condiciones para anularlas y mantenerse en el poder.
Se le mandaron más de cuatro propuestas en ese año, con emisarios que él mismo mandó para conversar conmigo en la búsqueda de una salida a la crisis. En todo momento Noriega rechazó eso, pero la crisis llegó a su culminación cuando el tres de octubre los pocos oficiales, de más capacidad militar cercanos a Noriega, decidieron que este era un peligro inminente, no sólo para la institución sino para la nación panameña. El golpe del tres de octubre marcó la ruptura final entre los militares torrijistas y el norieguismo que llenó de narcotráfico, de corrupción y de asesinatos al país. En ese momento Noriega selló las puertas de la nación panameña. Noriega antepuso sus problemas personales, sus ambiciones personales y las del grupo, encabezado por él. Ese grupo de oficiales y civiles llevó a la República de Panamá a la encrucijada en que hoy nos encontramos.
Ustedes recordarán que en el mes de octubre Noriega, después de asesinar a los oficiales panameños que dieron el golpe, que tuvieron la valentía y el honor de no asesinarlo a él, después de asesinarlos a ellos, desarrolla una campaña de terror contra la oposición, contra los propios cuadros del gobierno y contra los propios cuadros de las Fuerzas de Defensa y decide, él, asumir el poder absoluto en un abierto desafío a todas las fuerzas de América Latina. No contento con eso, se autoproclama jefe de gobierno, con poderes absolutos, con una Asamblea de Representantes que nunca fue a elecciones, compuesta en su mayoría por gente que había perdido las elecciones el siete de mayo de 1989; pero no solamente eso; comete el error político de declarar a la República de Panamá en estado de guerra contra Estados Unidos.
Paralelo a que tomaba esta decisión, Noriega convirtió a las Fuerzas de Defensa en una institución sin un orden jerárquico. Él manejaba las fuerzas con tres Estados. Un Estado Mayor corrupto, viejo, opuesto y dirigido por Marcos Justines que no representaba un poder real, pero que representaba las componendas políticas; un Estado Mayor compuesto por oficiales vinculados con él en el narcotráfico, entre los que se encontraban, Nivaldo Madriñán, Mario Del Cid, Hilario Trujillo y Pascual González. Este grupo de oficiales, vinculado a Noriega y al narcotráfico manejaba de hecho las fuerzas armadas. A partir del tres de octubre Noriega, sabiendo la experiencia que había pasado, comienza a crear un nuevo grupo de dirección de su Estado Mayor y pone de mando a Asunción Gaytán Ríos que se va a convertir, después del tres de octubre, en el poder detrás del trono y junto con el mayor González, Mejía, Cortizo y el mayor Luis Carlos Delgado forman un grupo de dirección, pero además introduce al seno de las fuerzas armadas a los Batallones de la Dignidad encabezados por Arturo Marquínez, Enrique Thompson, Ledezma y Colamarco.
Estos Batallones de la Dignidad introducen, al seno de las Fuerzas de Defensa, un mecanismo de irresponsabilidad porque son civiles que no tienen ninguna preparación académica militar, que no tienen ninguna disciplina militar y estas combinaciones explosivas de dirigentes, con civiles metidos a militares, a la fuerza o la carrera, con ambiciones políticas desmedidas, con militares corruptos fue lo que en la noche del 16 de diciembre, a las 8:30 provoca el primer incidente en el Cuartel Central. En medio de borracheras, tragos y una conducta ajena al código y la ética militar detienen a una pareja norteamericana formada por un teniente y su esposa. Los detienen en el retén. Media hora más tarde, a las nueve de la noche, son detenidos cuatro oficiales estadounidenses y los grupos de civiles rodean el carro, tratando de obligar a los militares a salir. En el hecho disparan y matan al primer soldado norteamericano. Allí selló Noriega y sus irresponsables dirigentes de las fuerzas armadas, la suerte de la institución; allí disparó Noriega una crisis que ya no iba a tener solución. Nosotros le mandamos un aviso a las fuerzas armadas de que era necesario llegar a un entendimiento, pero fíjense, militares panameños lo que ha hecho Manuel Antonio Noriega… ha puesto el pecho, la sangre de gente humilde, de soldados humildes, de oficiales humildes para defender, qué cosa; defender la podredumbre, defender su riqueza.
Yo quiero preguntarle al sargento Pérez o González, a los capitanes de las compañías de combate si sus casas, sus mujeres, sus hijos, sus madres, sus padres tienen las riquezas, los millones de Manuel Antonio Noriega. Yo quiero decirles a las fuerzas armadas panameñas la última infamia de Noriega. Noriega le declaró a un periodista de la prensa venezolana que el general Torrijos Herrera le entregó treinta millones de dólares para abrir una cuenta. Yo tengo frente a mí la carta con que Noriega abre esa cuenta. Escuchen esto oficiales que hoy pierden la vida, oficiales que se encuentran fugitivos del propio país, la carta que Noriega firmó abriendo la primera cuenta de treinta millones de dólares para su uso personal. La carta está firmada, desde el 19 de enero de 1982 dirigida al señor, Amjad Awan, Gerente General del Banco-de Crédito y Comercio Internacional de Panamá. El 19 de enero de 1982 es que se abre esa cuenta y el general Torrijos murió el 31 de julio de 1981.
Noriega quiso mancillar la memoria del general Torrijos en una operación financiera y ya Torrijos estaba muerto. Noriega y su familia, la señora Felicidad Sieiro de Noriega controlaban cuentas de 18 millones de dólares como lo es la cuenta No. 03-016120 abierta en la sucursal del Banco de la BCCI en Londres, por 18 millones de dólares; también la cuenta 03-001734 a nombre de sus hijas Lorena, Thais y Sandra, cuenta que en su conjunto sumaba 62 millones de dólares.
Yo les quiero preguntar a los soldados de nuestra patria, les quiero preguntar a aquellos que han sido llevados al holocausto por Noriega, ¿qué es lo que están defendiendo en las calles de Panamá; si esa es la razón por la cual nosotros desarrollamos el proceso torrijista? Noriega, culpablemente hoy, desaparece del escenario; muchos de los civiles, que con Noriega se enriquecieron, de los que los guardias cuidan sus casas, hoy salen huyendo hacia el extranjero. Claro, ellos tienen cuentas bancarias; los tenientes, los capitanes y los mayores no tienen esas cuentas. La última injusticia de Noriega llegaba incluso al seno de la venganza más descarada; del acto más cobarde, quitarle la casa al mayor Giroldi, robarle la casa, la casa humilde que ese mayor se hizo con su trabajo; se la estaba robando a su esposa, a la señora Adela viuda de Giroldi y a sus tres hijos.
Yo, en estos momentos dramáticos, quiero decir lo siguiente a todo el pueblo panameño. Primero, nosotros respaldamos al gobierno de Guillermo Endara, Ricardo Arias Calderón y Guillermo Ford y respaldamos ese gobierno porque entendemos, con claridad, que la concepción política de estos dirigentes los lleva a creer con firmeza y con un gran sentido de la historia, de que es necesario reconstruir las Fuerzas de Defensa a partir del material humano valioso que allí se encuentra.
Segundo, creemos nosotros que en este momento los oficiales y tropas que se encuentran combatiendo deben deponer las armas y unirse al carro de la libertad, de la democracia y de la reconstrucción nacional; hacer que esta intervención se dé y se resuelva en el menor tiempo posible de manera que los propios militares panameños y la civilidad se encarguen unos, los oficiales, de la defensa y los civiles, del gobierno. Creo que en este momento todos los panameños debemos unir esfuerzos para mirar hacia adelante; es una hora dramática.
Solamente Dios podrá iluminar la mente de todos nosotros para buscar una salida a esta situación, pero como en todos los tragos amargos, como en todos los momentos difíciles es cuando se mide el valor y la dignidad de los hombres. No tiene ningún sentido que siga cayendo y derramándose más sangre inocente por un narcotraficante que no tiene ningún ideal, que llevó irresponsablemente a la institución militar al holocausto en que se encuentra ahora mismo; que no es el soldado que está frente a sus tropas, ni el hombre que se ha enfrentado a su destino final, sino el hombre que mandó a los otros a enfrentarse por el dinero que él y sus mujeres y sus amigos y sus amigas mantienen en millonarias cuentas fuera de Panamá.
En este momento vuelvo y repito, se requiere una gran serenidad; se requiere gran firmeza; se requiere que todos nosotros comprendamos en qué situación estamos para enmarcar la patria panameña".
A ustedes que me siguen en esta red virtual les tocará evaluar lo que dijo el ingeniero Blandón mientras la Patria se desangraba, antes por los militares que prometieron defenderla y a partir de la noche del 19 de diciembre de 1989 por las fuerzas invasoras. Los sectores de izquierda culpan a los vendepatrias y a las sanciones económicas por el desenlace fatal, pero los cuerdos y ecuánimes como yo, tenemos otra hipótesis la cual, desde mi perspectiva, la resumo así: La ansias de permanecer en el poder crearon el escenario dantesco para los crímenes, desapariciones, torturas y un decapitado. ¿Creen ustedes que la invasión se habría dado si los militares y civiles pertenecientes a un partido político, hubieran respetado el resultado de las elecciones de 1984 y 1989? Lo dejo hasta aquí con esta frase que me sale del alma: “Mientras estemos pensando en las fiestas, componendas, coimas, robos y subsidios seguiremos matando a quien nos dio cobijo desde el tiempo en que nos tocó nacer!