- jueves 24 de septiembre de 2020 - 9:11 AM
Malversan dinero del pueblo
La pandemia aumentó la desvergüenza, el atraco a los fondos públicos, impunidad y el poco importa ciudadano, que utiliza las redes como método de protesta.
Cuanto fracaso de padres o abuelos, mayores de 50 años. Poco inculcamos a nuestros hijos el amor a la Patria, las luchas generacionales por la soberanía de la Zona del Canal, alimentaria y la honestidad.
Bailar lo aprendieron solos, como aprendieron dejarse confundir por políticos corruptos. No supimos enseñarles la diferencia de ser decentes y correctos o patrocinar corruptos.
Nuestros tiempos fueron diferentes. Crecimos con el afán de superarnos. Los jóvenes de hoy, nacieron superados. Los padres o abuelos sufrieron, agonizaron por ellos. Los jóvenes no soportan hambre ni viven en aquella pobreza que nos obligaba a estudiar con velas, guarichas o un “soñoliento bombillo incandescente”, pero supimos ser decentes, honestos, correctos.
Con la pandemia, muchos comercios tapiaron sus vidrieras, pretendiendo decirnos que los pobres, por hambre, robarían supermercados y comercios. Nos quedamos perplejos fueron los políticos que no conforme con su fortuna mal habida salieron a asaltar las arcas del Estado, mediante construcciones chuecas y adquisiciones con sobreprecio.
Los políticos utilizan la mal conocida inmunidad, revistiéndose de impunidad. Empezaron a crear nuevos corregimientos para beneficio de su posible reelección, cuando el mayor beneficio que pueden ofrecer al pueblo es una ley que impida la reelección inmediata y hasta por dos periodos, pero el sombrero les queda pequeño para sus insanos deseos.
Hay jueces, fiscales y magistrados que se prestan a permitir el atraco a los fondos públicos, exoneran bandidos y descarados ladrones que se enriquecen con el dinero destinado a la compra de medicinas y alimentos. Esos, también son asesinos silenciosos. Matan silenciosamente sus semejantes, por falta de atención médica y hambre.
Mientras se castiga y multa al pobre por salir en toque de queda, los ricos y políticos se reúnen donde y cuando quieren, algunos tienen pensiones vitalicias y hasta seguridad del Estado. Sin ley ni orden. Dios te salve, Panamá.
Economista, educador, humanista.