Luz en la noche

Los amaneceres más hermosos se aprecian en los momentos más difíciles. Es una de las paradojas más significativas de nuestro transitar por esta vida. En los momentos de dolor, se pueden experimentar los sentimientos más nobles y profundos de amor hacia una persona o hacia la humanidad. La risa también puede estar presente para aliviar un momento dramático o de tensión.

Las personas estamos siempre en búsqueda de aquello que nos haga sentir bien, confortables y cómodas. La felicidad constituye una meta de vida. Sin embargo, no todo el tiempo las cosas se pintan de colores ni de sabores agradables y experimentamos momentos difíciles en los que nuestras fuerzas y capacidades se ponen a prueba. ¿Por quién?, cada uno tiene su respuesta.

Una separación, una enfermedad, la pérdida de un ser querido o de un empleo son ejemplos de situaciones que nos pueden visitar de repente o mediante un proceso largo. Cada caso es particular.

Hay que vivir los procesos y buscar ayuda cuando sea necesario, tener una caja de herramientas que permitan acompañar el proceso que cada uno esté viviendo. Una conversación sanadora con un amigo o un profesional de la salud mental puede servir de gran ayuda. Expresarnos mediante cualquier medio sano ―como la música, la escritura, la pintura― puede resultar de gran utilidad. Podemos escribir para nosotros mismos sin que haga falta mostrarle a nadie lo que quedó plasmado o pintado. Lo importante es que saquemos de nosotros cualquier emoción que pueda hacernos daño.

Vivir los tiempos difíciles forma parte de la vida. La manera en que decidamos afrontar esa experiencia depende muchas veces de nuestras elecciones, depende de nosotros convertirlas en crecimiento personal.

Abogada, mediadora, coach