Cuelga en mi presentación de WhatSapp, una cinta negra, junto a nuestro tricolor nacional. La cinta negra representa mucho más que un duelo personal o familiar, dice mucho más de lo que puede interpretarse.
La cinta negra es un inconsolable llanto por mi Patria ultrajada, adolorida, pisoteada, ensangrentada, resquebrajada, humillada y todos los epítetos existentes.
Nuestro mayor sentir es que no se ven ni se sienten a aquellos luchadores en defensa de nuestra libertad ciudadana, nivel económico, el alto costo de vida y la soberanía Nacional (contra el enclave colonial que tuvimos y el cual algunos gobernantes añoran y luchan para regrese).
Esos que pretenden violar el Tratado de Neutralidad, nuestra Carta Magna y los fallos de la Corte Suprema de Justicia.
Tal cual escribió el poeta e interpretó Julio Jaramillo: “Dónde están mis amigos no los veo y mis hermanos no los hayo”. Diría yo: ¿Dónde están los patriotas panameños?
Mi Patria muere adolorida, ultrajada y pisoteada por propios y extraños (que ya la han invadido). Mi mayor dolor es que nada puedo hacer, con una población que se deja intimidar, humillar y pisotear. La mejor prueba son las dichosas ferias libres, que denigran al ser humano y le hacen parecer personas sin dignidad.
Parafraseando al maestro Gaspar Octavio Hernández: Nuestra bandera debe erguirse sobre el pedestal de la poca dignidad que queda en los patriotas. Bajar prendida en fuego y destruir, con febril desasosiego, los que traicionaron su esplendor un día.
Lloro por Mama Juana, lloro por Panamá. Los actos de corrupción han empobrecido el País y ahora pretenden entregarlo al mejor postor. ¿Dónde están los patriotas panameños?
Hay que acabar con la corrupción, venga de donde venga, sin patrocinio de nada ni de nadie y caiga quien caiga, aun cuando cueste la vida de algunos patriotas.
Por eso la cinta negra. Lloro por esa Patria a la cual he denominado Mamá Juana. Dios te salve, Panamá.