- lunes 08 de septiembre de 2025 - 12:00 AM
Las boletas de protección, una forma elegante de no hacer nada
Las normas sobre feminicidio en Panamá han sido revisadas frecuentemente, frente a la alta incidencias de actos de violencia doméstica con resultado muerte que han impactado en nuestra sociedad.
El más reciente fue el ocurrido en La Chorrera la semana pasada, donde una madre de familia perdió la vida como consecuencia de la agresión de su expareja, y con la que tenía hijos.
Donde pese a que cumplió con el trámite necesario para obtener protección las autoridades no lo hicieron desencadenando un acto lamentable, donde el Estado panameño falló y la dejó desamparada frente al agresor.
Según los medios periodísticos, la víctima recibió una boleta de protección o de alejamiento, lo que tenía un efecto nulo frente a la inminente agresión anunciada por la mujer.
La boleta de protección implica llamar a las autoridades de policía para hacer valerla y repeler al sujeto, pero consciente de las fallas en nuestra seguridad interna con autos inservibles, sin gasolina, y por estar atendiendo otros temas, la reacción es tardía.
Las boletas de protección o de alejamiento, no cumplen la función que cumplió hace décadas atrás, donde el temor a ser detenido era valorado por quien ejecutaba la agresión.
Por tal motivo, esas alternativas es una forma elegante de plasmar en un expediente que se atendió a una afectada, pero no que le garantizará seguridad.
Lo que nos obliga a considerar otras medidas más enérgicas, como un brazalete electrónico para el agresor, y un hogar de seguridad para la mujer y sus hijos, mientras se define la situación legal.
Obligando al agresor a cumplir con todas obligaciones que emanan de una relación paternofilial, si fuera el caso.
El Estado debe actualizarse, para evitar que cada caso se convierta en una estadística.
Esos hogares de protección deben tener seguridad y protección 24/7, no puede ser posible que gastemos millones en aviones y en material de seguridad para los estamentos para una guerra que no tendremos, mientras la seguridad interna esta vulnerable y en peligro todos los días.
Lo ocurrido en La Chorrera, debe ser la estremecida que necesita nuestra sociedad para mandar un mensaje alto y claro de que no se permitirá.
Panamá debe convertirse en un territorio libre del delito, con respuestas inmediatas y concretas para que los agresores lo comprendan, que sus acciones tendrán nefastas consecuencias.
La cadena perpetua para este y otros tipos de delito debe ser ponderada, por los diputados.
Lo que actualmente existe no intimida a nadie, porque siguen cometiéndolos, entonces el mensaje es “no puedes vivir en sociedad entonces no vivirás en ella, y tendrás que trabajar para cumplir con tus responsabilidades en prisión”.