En los últimos años, ha sido evidente un aumento en la participación de la mujer en la delincuencia en Panamá, lo que refleja un cambio en las dinámicas sociales y la configuración del crimen. Aunque históricamente la mujer ha sido percibida como un actor pasivo en la delincuencia, recientes estadísticas muestran una tendencia creciente de su involucramiento en actividades delictivas, particularmente en delitos como el narcotráfico, la estafa y el crimen organizado.
Según datos del Ministerio de Seguridad de Panamá, la tasa de mujeres detenidas ha incrementado en los últimos años, pasando de un 5% en 2010 a alrededor del 10% en 2023, lo que señala una notable tendencia al alza. Las mujeres suelen ser utilizadas por organizaciones criminales en roles como mulas de droga, dueñas de negocios ilícitos o encargadas de la logística de bandas, lo que refleja una mayor participación en estructuras delictivas complejas.
Un informe del Sistema Penal Acusatorio indica que, aunque los hombres siguen siendo la mayoría de los imputados, la cifra de mujeres involucradas en delitos relacionados con el narcotráfico ha aumentado en un 20% desde 2019. Este fenómeno es resultado de varios factores, como la crisis económica, la vulnerabilidad social, y la búsqueda de independencia económica que lleva a algunas mujeres a involucrarse en actividades ilícitas.
El aumento de la participación femenina en el crimen en Panamá es una problemática que requiere atención, no solo desde la perspectiva penal, sino también a través de políticas sociales que aborden las causas subyacentes que empujan a las mujeres hacia la criminalidad.