• miércoles 23 de abril de 2025 - 9:05 AM

La iglesia se enfrenta a un gran vacío

El papa Francisco era una persona con lenguajes ambiguos donde el oyente o lector debían tener la capacidad fina de interpretar. Un ejemplo del doble sentido fue cuando enseñó a utilizar los cinco dedos para rezar. El pulgar es el más cercano a uno, por eso decía que con él rezábamos por las personas de nuestro entorno.

Con el índice lo hacemos por los que enseñan, orientan y por los que atienden a las personas en la enfermedad. ¡Y aquí viene la connotación o doble sentido! Con el dedo más largo, es decir el del centro, para rezar por el presidente, los diputados, empresarios y por administradores.

El cuarto dedo o anular para rezar por los más débiles, por los que sufren de enfermedades y por los que tienen problemas matrimoniales. El dedo meñique lo usaremos para rezar por nosotros. Este papa Francisco fue único.

En una ocasión una pareja se le acercó para mostrar los anillos de su futuro enlace. Con naturalidad preguntó... ¿cuándo entran a la cárcel del matrimonio? Es posible que en ese momento el prelado recordó aquella frase de... “el matrimonio es como una fortaleza, los que están adentro quieren salir y los de afuera desean entrar.” Tal vez la frase más popular fue cuando les dijo a las nuevas generaciones: ¡Hagan lío! Animaba a esa juventud a no quedarse quieta, que mejor era atreverse, aunque eso conllevara la equivocación.

El Papa Francisco recomendaba a los matrimonios pelearse antes de acostarse para evitar enfrentamientos mayores al día siguiente. Es posible que a su mente le vino ese axioma milenario que expresa... “el matrimonio es la única guerra en que se duerme con el enemigo.” El mundo llora a un Papa sencillo. Un hombre que cambió el rumbo del Vaticano y no le importó las consecuencias al abordar temas sensitivos. Con él nunca faltó el perdón de la iglesia por las atrocidades cometidas en ese pasado lejano y cercano. Ahuyentó los lujos de su entorno y fue una persona que supo utilizar la tecnología para llegar al mundo entero.

Dueño de una forma de hablar que con solo escucharlo provocaba paz, sosiego. Siento dolor por su partida y sé que muchos atraviesan por esos sentimientos. ¡Gracias papa Francisco por tus enseñanzas y por dejar en alto el nombre de todos los latinoamericanos! Saldrán errores cometidos, pero tus aciertos serán como un alud que sepultará esas faltas naturales de todo ser humano. Hasta pronto Jorge Mario Bergoglio... Panchito. Dios nos bendiga.