• miércoles 26 de febrero de 2025 - 9:45 AM

La educación, activo en riesgo

Es necesario preguntarnos cuántos estudiantes ingresan y cuántos terminan el año escolar para comprender la alarmante situación

Un nuevo año lectivo está por iniciar en marzo de 2025. Alrededor de 980,072 estudiantes de secundaria se incorporarán a un sistema educativo que no ha presentado cambios estratégicos en más de 25 años. Miles de estudiantes, junto a sus docentes y administrativos, volverán a verse las caras desde la segunda semana de marzo y, al mirar a su alrededor, encontrarán la misma escena de siempre: la planta en su pote corroído de arcilla, abandonada en la esquina del salón desde diciembre de 2023, con tierra reseca y hojas amarillas por falta de agua.

En iguales condiciones estarán los murales, forrados con papel manila, probablemente con mensajes sobre actividades pasadas o conmemoraciones al general y guerrillero Victoriano Lorenzo. De igual forma, ir al baño seguirá siendo una odisea por las condiciones insalubres en que terminó el año pasado. Hubo cambio de gobierno y de ministro de Educación, pero el sistema educativo sigue intacto. Lo primero que se reflejará será la cantidad de colegios que no podrán recibir estudiantes, no solo el primer día, sino incluso durante las primeras semanas.

Y qué decir de la falta de docentes para cubrir la demanda estudiantil debido a plazas vacantes. Si a esto sumamos los vientos de protestas de las organizaciones gremiales por la crisis de la Caja de Seguro Social, así como las capacitaciones y seminarios fugaces a los que muchos docentes no asistieron por diversas razones, es evidente que el panorama no es alentador.

En los últimos meses, la discusión ha girado en torno a la adquisición de laptops y el suministro de internet para las libretas de calificación electrónicas. No se trata de que estos temas no sean importantes, sino de que no son la prioridad en este momento. Es necesario preguntarnos cuántos estudiantes ingresan y cuántos terminan el año escolar para comprender los alarmantes índices de deserción.

En las primeras semanas veremos estudiantes que incumplen la normativa del uniforme escolar. La violencia estudiantil dentro, alrededor y fuera de los centros educativos continuará sin control, mientras docentes, administrativos y directores temen denunciar o intervenir debido a la amenaza latente de la delincuencia común y organizada que respalda estas conductas.

Esta es la realidad de los centros educativos. Y si las autoridades lo dudan, los invito a confrontar esta situación con las direcciones educativas y la Policía Nacional, que no interviene sin la autorización de la Dirección Regional de Educación y el aval del ministro de turno. Así las cosas, el sistema está en riesgo... y seguimos pensando en laptops.

Abogado