- viernes 17 de febrero de 2023 - 12:00 AM
Jolgorio
El aire que se respira es diferente, ya nadie piensa en los problemas; y será así hasta el miércoles, cuando se acabe la farsa y retornen los problemas a la mente. El panameño no se hará muchos rollos en la cabeza, porque sabe como drenar la tensión en el mes de febrero, más aún, después de dos años sin carnaval por culpa de la maldita pandemia.
A los que no les guste el jolgorio, igual disfrutarán de algún grado de paz y del excelente clima que arropa este país en esta época del año; en fin, muchos dirán que la vida es una y hay que disfrutarla. Sin embargo, la acumulación de los problemas no se desvanecerá, por lo que el retorno de las fiestas del pueblo, será largo y angustiante.
Las calles del país son un desastre y los huecos son verdaderas trampas de muerte. Muchas carreteras sin hombro y la ausencia de aceras obligan a los peatones a rifarse la vida para desplazarse. Pero los que regresarán felices y contentos, el próximo miércoles, serán los policías de tránsito, quienes, por alguna razón, tendrán más dinero del que ganan.
Aun así, valdrá la pena todo el tranque y la demora para llegar a la fiesta, si el sacrificio lo compensa con alegría y emoción. Lo cierto, es que, si Panamá contara con verdaderas instituciones que velaran por el orden, la seguridad y el bienestar ciudadano, este país fuera inigualable.
Con todas sus virtudes y defectos, el panameño tiene un gran carácter y buena actitud para vida. Lástima, que se dejó enredar en la mala maña de una clase política que encontró la forma de vivir como parásito, a costilla de la pobreza y la corrupción.
Es posible que la situación del país no sea la mejor, no obstante, la capacidad de resiliencia del panameño lo hace reinventarse cada vez que la tiranía lo oprime. (Ver historia de Panamá del siglo XX).
Periodista