Jamón pal pueblo

Ningún ciudadano desconectado con la realidad panameña, puede comprender lo que significa un jamón en diciembre. Para la mayoría de los que critican esta medida de corte populacho y electorero, estos programas de gobierno que subsidian jamones para las festividades de fin año resultan simples artimañas con fines politiqueros. En el fondo, quizás sea cierta esta premisa, no obstante, cada verdad depende del cristal con que se mire.

Y es que no se trata solo de un jamón. En la práctica, la pierna de cerdo ahumada representa en la mesa de cada familia panameña, elementos de tipo emocional que definen el estado de bienestar y prosperidad que deja el año viejo. Es una forma de razonamiento inconsciente, donde esta presa de carne simboliza el nivel entre estar bien o un año duro.

Así de simple, si no hay jamón en casa para Navidad o Año Nuevo significa que la cosa está dura. Esta convicción inconsciente, ha sido interpretada en el pasado por algunos políticos y empresarios astutos, quienes no escatiman en invertir en los jamones. Es común que las empresas panameñas retribuyan a sus colaboradores con un jamón en diciembre, lo cual resulta muy valorado como aguinaldo. Nadie lo rechaza, hasta el más encumbrado lo lleva a casa. Y es que en temas de jamones, el panameño resulta exigente en cuento a calidad y marca. Aquí no aplica lo de ‘a caballo regalado no se le mira colmillo'; incluso, si el mismo cuesta 8 dólares, hay más derecho a exigir. Hablar de jamones es hablar del diputado ‘Chello' Gálvez, quien ha sabido ganar la simpatía de su circuito electoral a punta de jamones. Ese olfato para medir lo que la gente valora y siente, es un tema que no está en discusión.

Para muchos es una mala práctica, sin embargo, este debate será para el mes de enero, ya que en diciembre todos los panameños quieren su jamón en la mesa para celebrar. ¡Así de simple!

Periodista