Por: Katlenis Samaniego
El nombre de Hugo Spadafora en Panamá es símbolo de la lucha por la verdad, la justicia y la dignidad humana.
Su trágica muerte, ocurrida en 1985, sigue resonando como un eco de las injusticias cometidas por un régimen autoritario que no toleraba la disidencia.
Spadafora, un médico y activista político, denunció la corrupción y los abusos de poder que prevalecían bajo la dictadura de Manuel Antonio Noriega.
Con valentía enfrentó un sistema que controlaba la información, la política y hasta la vida misma de los ciudadanos.
Mientras la mayoría temía hablar, Spadafora no solo se atrevió a denunciar las atrocidades cometidas por el régimen de Noriega, sino que se comprometió con la defensa de los derechos humanos.
Su trabajo como médico en las comunidades más vulnerables del país lo pusieron en la mira de aquellos que no querían que la verdad saliera a la luz.
Su asesinato, aunque sembró miedo en muchos, no silenció su legado.
La manera en que fue secuestrado, torturado y asesinado, fortaleció la memoria colectiva del pueblo panameño, que sigue luchando por los ideales que Spadafora defendió hasta el final.
En una época en la que las voces críticas eran silenciadas con violencia, Spadafora demostró que el poder de la verdad siempre prevalecerá sobre el miedo y la represión.
Su muerte no fue el final de su lucha, sino el inicio de un compromiso social que sigue vivo hoy.
Estudiante de periodismo