- sábado 23 de febrero de 2019 - 12:00 AM
¡No hubo debate!
Estuve presente mucho antes de que empezara, ya que se pidió ingresar al domo de Curundú dos horas antes. Se dijo que era necesario para montar adecuadamente el espectáculo para su transmisión televisiva. Al final de las cuentas, primó el boato, precedido por constantes anuncios de que estaba por iniciarse el ‘primer gran debate presidencial'. Los resultados, lo han reflejado algunos medios, estuvieron lejos de las proporciones de la fanfarria preliminar. De ello no fueron responsables os candidatos, que tuvieron que desempeñarse, figuradamente hablando, constreñidos por una camisa de fuerza. En realidad, nunca debatieron, pues el formato alejó esa posibilidad completamente.
Como se ha anunciado, habrá un ‘segundo debate' el 20 de abril, o sea, 15 días antes de las elecciones, organizado igualmente por el Tribunal Electoral y la Cámara de Comercio. Si no se quiere repetir lo ocurrido en la Universidad de Panamá, algunos cambios deben adoptarse. La primera debe ser flexibilizar el marco temático y, en lugar de cuatro o cinco temas, que terminan siendo encapsulados por las limitaciones de tiempo que se asignan para las respuestas iniciales y los llamados seguimientos de aquellas, escoger un solo tema marco, que podría ser ‘Por qué aspira usted a la presidencia y que se propone hacer si el pueblo lo elige para gobernar'.
A la altura de la campaña en que se celebre ‘el debate', los candidatos ya habrán divulgado, por lo menos un mes y medio antes, los llamados planes de gobierno (en realidad son propuestas electorales) y, por tanto, el encuentro debiera comenzar con una ronda en la que cada uno exponga sus principales propuestas y cómo las cumplirá. A continuación, los moderadores o moderadoras pueden pedirles aclaraciones y dar oportunidad para que se cuestionen entre ellos. Para cerrar, debe reservarse otro espacio al final para exposiciones de cierre. De seguirse ese formato, el evento si serviría para ilustrar y orientar al electorado.
Abogado