• lunes 17 de junio de 2024 - 10:11 AM

Hoy no es un día cualquiera

También honro la memoria de uno de los hombres más extraordinario que he conocido

¿Recuerda cuando un pedacito de carne le dijo papá? Veo, hace 39 años cómo mi primer hijo Alfredo Felipe Hernández Patiño, con esa carita pícara pronunciaba esa palabra. Hoy el calendario nacional dice que cada tercer domingo del mes de junio se dedica para honrar a los padres en su día.

Aquí estamos, no para hablar de mí; la fecha es propicia para hacer una reseña de aquellos hombres que cumplen con esa misión de acompañar a su descendencia con el ejemplo.

El mío se llamó Felipe Hernández Talavera. Vino huyendo de Nicaragua. Los tiempos eran muy convulsos y las oportunidades de superación escaseaban en su tierra natal. Nacido en la Laguna de los Hernández, municipio de Condega, departamento de Estelí voló de su nido para no volver jamás. ¿Cómo hizo mi viejo con nueve hijos y sin educación para darnos la formación necesaria? Me imagino que por esa cabeza pasaron tantos pensamientos donde la impotencia era la nota más sobresaliente. ¿Cómo nos alimentó; cómo no se amilanó? Hubo momentos que algunas familias adineradas le pedían que nos diera en adopción. Esas peticiones se estrellaron con su compañera de siempre doña Fidelina González Cabrera. Ella fue su complemento para que juntos echaran hacia adelante.

No quiero imaginarme qué haría en sus circunstancias. Soy padre de tres hijos y en algunas ocasiones me atormentaba por las responsabilidades que ellos demandaban. Don Felipe fue padre de nueve, todos vivos menos él. Dios lo llamó un 17 de diciembre de 1987 en plenas luchas libertarias cuando tratábamos de liberarnos del dictador Manuel Antonio Noriega. Tenía afición por la lotería como una forma de salir de la pobreza. Un marzo de 1963 se ganó un pedazo de lotería numerado 5515.

Con esos mil dólares de premio compró una casa en 850 dólares y el resto los usó para remodelarla. Estas decisiones provinieron de nuestra madre Fidelina. Papá quería comprar ropa para sus hijos, llevarnos a comer de verdad para compensar el hambre y las veces en que nuestros estómagos rugían ante la falta de alimentos. Aquí estamos celebrando el Día del Padre. También honro la memoria de uno de los hombres más extraordinario que he conocido. Se trata de Alirio Patiño Gonzáles quien fue y es fuente inspiración para mis hijos. Un abrazo a ambos y gracias por sus grandes contribuciones en mi formación y en la de mis amados Alfredo, Alejandro y Alberto Hernández Patiño. Felicidades a todos los padres en su día y que Dios nos bendiga siempre.

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