• martes 27 de junio de 2023 - 8:12 AM

¿Honestidad, responsabilidad y solidaridad? ¡Bah!

No habrá prosperidad en un país en el que se desprecien los valores morales

Sin creerme el censor de la moralidad ciudadana, a lo largo de mi vida he procurado rodearme de gente decente. No he declarado un “apartheid” contra la inmoralidad, pero los antivalores tienen una fuerza seductora, que para evitar que lleguen a ti, lo mejor es sentirlos como un lejano eco.

Por una extraña razón, los seres humanos invocamos la riqueza y la grandeza, porque si ellas juntas se te acercaran compensarían el vacío de tus carencias. Pero, también queremos ser “buenas personas”, sólo que de ser necesario, estaríamos dispuestos a hacernos de “la vista gorda” para obtener algo que no merecemos, y renegar por “la suerte” que tuvo otra persona, que sí trabajó por conseguirlo.

Si camináramos por la vida mostrando si temor nuestros defectos, creo que nos sería más fácil distinguir la lealtad de la hipocresía. Todo es válido en la “competencia existencia” por tener cosas y conservarlas, y hay la creencia de que el que desatiende estas reglas, no sólo tomará el camino más largo y accidentado, sino que el fracaso lo tiene asegurado.

Es contradictorio, que si vivimos en un sociedad en la que estamos dispuestos a “lo que sea”, nos sorprendan las mentiras del político, la infidelidades conyugales y las “puñaladas traperas” entre socios. Resentimos el ejercicio abusivo del poder, pero “algo” nos impide ser consecuentes con la palabra empeñada, leales en los amores y las amistades, y solidarios con los necesitados. Sin mucho esfuerzo, acallamos nuestras consciencias pensando que es suficiente con ir a la iglesia, dar una limosna, y apoyar una que otra obra benéfica.

Con todo y que las mayorías somos gente honestas, por la influencia de los corruptos, en muchas ocasiones nos hacen dudar de nuestros valores. Un ciudadano honesto es un tonto declarado, cuyas virtudes quedan expuesto a la burla pública. No creemos tener la fórmula para ser hombres y mujeres buenos, pero me conformo con ser un buen padre y un buen amigo. No habrá prosperidad en un país en el que se desprecien los valores morales. Sólo por probar pregunte; ¿te interesa ser honesto, responsable y solidario? En coro te responderán: ¡Bah!

ABOGADO Y JUBILADO