• miércoles 04 de enero de 2017 - 12:00 AM

La Estrella de Panamá y El Siglo, patrimonio nacional

No se trata de acusar por acusar, como tampoco de defender a nadie antojadizamente, sino de ser justo

La inclusión de los diarios La Estrella de Panamá y El Siglo en la lista Clinton –a sabiendas de que los mismos no se encuentran lavando dinero a partir de las propias declaraciones del Embajador de Estados Unidos en Panamá a los medios locales– no tiene parangón.

Dicen en mi pueblo que por la boca muere el pez y esas expresiones salidas de su propia boca dejan al desnudo que se trata de un capricho o ganas de apropiarse u obligar a vender a sus legítimos dueños, vaya usted a saber con qué aviesas intenciones.

Si hasta ahora, al transcurrir más de seis meses no han podido demostrar que su presunción es cierta, ¿qué esperan para liberarlos de la lista? ¿Será que algunos se prestan para forzar la venta e intentar callar voces en el país?

Me cuesta creer que nuestro gobierno permita semejante tipo de injerencia en una editora que es considerada patrimonio nacional, que nace con la república, ¿por qué razón aguardamos con tanta pasividad la intervención norteamericana en este tema?

No se trata de acusar por acusar, como tampoco de defender a nadie antojadizamente, sino de ser justo.

No tienen las pruebas, tienen que soltar o sacar a los medios de semejante tortura. Una ampliación de la licencia no les resuelve el problema a los medios ni a los que allí trabajan.

Demuestren con pruebas y en público lo que dicen o dejen de jorobar, la política del garrote que se aplicaba durante la guerra fría ya no es, ni debe ser, permitida por nuestros gobernantes.

Como estado tenemos que ponernos los pantalones largos y defender lo justo, los gringos no son los dueños del mundo y su palabra no es imbatible ni invencible. Ha quedado demostrado que, cuando se quiere, se puede y Panamá ya lo hizo, solo se requiere de voluntad política y actuar en consecuencia.

Exsecretario general de la CGTP

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