- miércoles 09 de mayo de 2018 - 12:00 AM
El Estado bajo secuestro de la empresa privada
Cada vez que inician las lluvias en nuestro querido terruño regresan a mi memoria las cuadrillas del MOP quienes durante toda la época de verano se mantenían limpiando los desagües, orillas de ríos, drenajes y alcantarillas al menos en casi o todas las capitales de provincias y sitios donde existiera una oficina de ésta institución.
Prácticamente desde el gobierno de Pérez Balladares a ésta parte, eso se acabó y ahora el gobierno depende casi que en absoluto de contratos con la empresa privada las cuales se los disputan entre impugnaciones de todo tipo y al final del día mantienen a la población jodida y padeciendo los desequilibrios de la naturaleza.
Lo grave del asunto es que no se trata solo del MOP sino de todo el engranaje gubernamental igual es en salud, sino veamos las quejas diarias por falta de medicamentos en las distintas farmacias de todo el país, tanto en el MINSA como en la CSS, en educación no hay día que no tengamos en los noticieros una trifulca porque una escuela no tiene sillas, se está cayendo o en mal estado, etc. y todo esto pasa sin que las más altas autoridades gubernativas tomen rienda del asunto; pero es que un estado no puede vivir secuestrado ante la voracidad económica de la empresa privada, puesto que esta solo busca lucrar sin importar a quien le toca pagar el costo político o económico por sus acciones.
Y no se trata de estar en contra de la empresa privada, pero es el propio estado quien se ha dejado amarrar las manos y no hace nada para desatarse, cuando se trata de la salud de la población no se pueden tener contemplaciones ni dar concesiones, puesto que una de las principales obligaciones de un estado es el de que su pueblo goce de buena salud, tenga buena educación, vivienda, empleos dignos etc.
Señores diputados, su primera obligación para con los electores es la de legislar y adecuar todos esos adefesios legales que permiten que los empresarios mantengan subyugado al pobre pueblo, señores ministros, el gobierno y particularmente cada ministerio dispone de muy buenos abogados a los cuales hay que encomendarles que en lo que a ellos compete, presenten las adecuaciones requeridas y llevarlas al parlamento para acabar con la vagabundería y latrocinio de la empresa privada, las cuales desarrollan obras de malísima calidad para la vuelta de la esquina volver a realizar el mismo trabajo por el cual ya se les pagó, ojo con los inspectores de obras, los que preparan las licitaciones y miren de qué lado están jugando.
EX SECRETARIO GENERAL CGTP