- domingo 28 de septiembre de 2025 - 12:00 AM
Lo que para muchos de nosotros fueron luchas sociales, activismo o simples manifestaciones en las calles, hoy los académicos lo llaman “repertorio de protesta”. Me sorprendió escuchar ese término por primera vez, porque en realidad lo que viví como estudiante y lideresa; lo que vi en mi generación, ahora tiene una explicación más amplia y ordenada desde la ciencia política y la sociología; no se trata solo de recuerdos, es nuestra historia convertida en pensamiento.
El sociólogo, politólogo e historiador Charles Tilly, pionero en usar métodos históricos en la sociología, fue quien introdujo este término. Para él, el repertorio de protesta es el conjunto de formas de lucha que un grupo de personas utiliza para expresar su descontento y exigir sus demandas ante las autoridades legítimas. Estas formas no son inventos improvisados, son rutinas aprendidas, compartidas y transmitidas entre generaciones. Marchas, huelgas, peticiones, concentraciones, desfiles, canciones, pancartas o incluso simples gestos simbólicos, como usar ciertos colores o insignias, forman parte de este repertorio. Todo eso va cambiando y evolucionando con el tiempo, dependiendo del contexto político y cultural en el que se vive.
Tilly explica que estas acciones son herramientas preconcebidas. Entre ellas podemos mencionar las manifestaciones y marchas como la clásica forma de hacerse escuchar, las peticiones y firmas que se convierten en mensajes directos a las autoridades, el uso de insignias, pancartas, canciones y vestimenta que sirven para comunicar un mensaje sin necesidad de palabras, y la participación de grupos visibles como madres con hijos, adultos mayores o incluso líderes reconocidos, que refuerzan el peso moral de la protesta.
Sabemos que cada época trae consigo nuevas formas de protesta. Nosotros recordamos las huelgas, los bloqueos de bancos, las pancartas y hasta los toques de pailas. Hoy, otras generaciones adaptan y transforman estas prácticas, creando repertorios distintos, según las oportunidades políticas y los recursos que tengan a mano. Lo cierto es que, aunque los nombres cambien, la naturaleza es la misma, la población busca hacerse escuchar, y en eso, el repertorio de protesta no es solo teoría académica, es memoria viva.